Cima de Sueños


Había una vez una niña llamada Carol que tenía un gran sueño: viajar al Mont Everest. Desde que era pequeña, había leído libros y visto documentales sobre la majestuosidad de esa montaña y soñaba con estar allí algún día.

Un día, decidió contarle a sus padres su sueño y ellos se sorprendieron mucho. "¿Estás segura de que quieres hacer eso? Es muy peligroso", le dijeron preocupados.

Pero Carol estaba decidida y les prometió que haría todo lo posible para lograrlo. Así que comenzó a entrenar todos los días, corriendo por el parque cercano a su casa y escalando las paredes del gimnasio local.

También investigó sobre el clima en el Monte Everest y cómo prepararse adecuadamente para sobrevivir en esas condiciones extremas. Un día, mientras entrenaba en el gimnasio, conoció a un anciano llamado Don Julio. Él había escalado el Mont Blanc hace muchos años y se convirtió en un mentor para Carol.

Le enseñó técnicas de escalada avanzadas y le dio consejos importantes sobre cómo sobrevivir en la montaña. Pero no todo fue fácil para Carol.

Durante uno de sus entrenamientos, sufrió una lesión en la pierna que la dejó fuera del juego durante semanas. Pensó que su sueño se había terminado antes de empezar, pero gracias al apoyo incondicional de su familia y amigos cercanos pudo recuperarse pronto.

Finalmente llegó el gran día: Carol estaba lista para viajar al Mont Everest junto con otros aventureros experimentados. La emoción era palpable cuando llegaron al campamento base después de varios días de caminata. Pero la montaña no iba a ser fácil con ellos.

Durante el ascenso, se enfrentaron a fuertes vientos, avalanchas y temperaturas extremadamente bajas. En un momento dado, Carol casi pierde el equilibrio y cae por una pendiente peligrosa.

Pero gracias a su entrenamiento y experiencia adquirida junto a Don Julio, logró mantener la calma y seguir adelante. Después de varios días de escalada intensa, finalmente llegaron a la cima del Monte Everest. La vista era impresionante, pero lo más importante para Carol era haber cumplido su sueño.

Miró hacia abajo desde donde había venido y se sintió orgullosa de sí misma por nunca haber renunciado. La lección que Carol aprendió es que cualquier cosa es posible si uno trabaja duro y nunca pierde la fe en sí mismo.

Y aunque ella no sabía qué aventura vendría después, estaba segura de que estaría lista para enfrentarla con valentía y determinación.

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