Ciro, el campeón herido


Ciro era un niño de diez años que vivía en una pequeña ciudad de Argentina. Desde muy pequeño, le había gustado jugar al fútbol y soñaba con ser futbolista cuando fuera grande.

Ciro jugaba todos los días en el parque cercano a su casa. Era muy bueno con el balón y siempre se destacaba entre sus amigos.

Pero un día, mientras jugaban un partido importante, Ciro se lesionó la pierna y tuvo que dejar de jugar por unos meses. Pasaron los días y Ciro estaba triste porque no podía hacer lo que más le gustaba: jugar al fútbol.

Pero entonces recordó algo que su abuelo le había dicho una vez: "Un verdadero campeón no se rinde ante las adversidades". Con esa frase en mente, Ciro decidió no darse por vencido y empezó a entrenar su pierna lesionada todos los días. Hacía ejercicios de rehabilitación y practicaba pases cortos para recuperar la fuerza en su pierna.

Un día, mientras seguía entrenando en el parque, alguien lo observó desde lejos. Era Martín, un famoso cazatalentos del equipo local de fútbol juvenil.

Martín quedó impresionado por la habilidad de Ciro con el balón y decidió invitarlo a probarse para el equipo. Ciro estaba emocionado pero también nervioso porque sabía que tenía que demostrar todo su talento frente a los demás chicos del equipo.

Sin embargo, recordando las palabras de su abuelo, decidió dar lo mejor de sí mismo. El día del ensayo llegó y Ciro mostró todas sus habilidades en la cancha. Corrió, pateó y cabeceó como nunca antes lo había hecho.

Al final del día, Martín se acercó a él y le dijo: "Ciro, eres un verdadero campeón". Desde ese día, Ciro se convirtió en el jugador más joven del equipo juvenil de fútbol de su ciudad.

Jugaba todos los fines de semana y entrenaba duro durante la semana para seguir mejorando. Y así fue cómo Ciro aprendió que con perseverancia y determinación, cualquier sueño puede hacerse realidad. Y aunque no sabía qué le depararía el futuro, estaba seguro de que seguiría jugando al fútbol por mucho tiempo más.

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