Ciro el dinosaurio futbolista
En un valle en la prehistoria vivía Ciro, un simpático dinosaurio que tenía una pasión muy curiosa: le encantaba jugar a la pelota.
Mientras que la mayoría de los otros dinosaurios se dedicaban a cazar, pastar o descansar, a Ciro lo único que le interesaba era correr detrás de una pelota y hacer goles imaginarios. Esto lo hacía muy feliz, pero a veces se sentía algo solo, ya que no encontraba a nadie más que compartiera esa pasión especial.
Un día, mientras jugaba solito en un claro del bosque, escuchó una risa proveniente de un arbusto cercano. Sorprendido, se acercó y descubrió a Lola, una pequeña canguro curiosa y juguetona. -Hola, ¿qué estás haciendo? -preguntó Ciro.
-Estoy viendo cómo juegas con esa pelota. Se ve muy divertido, ¿puedo intentarlo? -respondió Lola. Ciro, emocionado, le pasó la pelota a Lola y comenzaron a jugar juntos. Ciro quedó maravillado al ver lo habilidosa que era Lola para hacer pases y fintas.
Desde ese día, se convirtieron en grandes amigos y pasaban todas las tardes practicando sus habilidades futbolísticas. Un día, mientras jugaban, se les unió Rulo, un conejito muy veloz que también compartía su pasión por la pelota.
Los tres eran imparables juntos, formando un equipo único y formidable. Pero un problema surgió cuando un clan de dinosaurios más grandes y fuertes se burló de ellos y los retaron a un partido de fútbol.
Aunque asustados, Ciro, Lola y Rulo aceptaron el desafío. Con mucho esfuerzo y trabajo en equipo, lograron superar todas las dificultades y ganaron el partido, demostrando que el tamaño no importa cuando se tiene pasión y se trabaja en equipo.
Desde ese día, Ciro, Lola y Rulo se convirtieron en leyendas en el valle, inspirando a otros a seguir sus pasiones y luchar por sus sueños.
Y así, Ciro el dinosaurio futbolista enseñó la importante lección de que la pasión, la amistad y la perseverancia pueden superar cualquier obstáculo.
FIN.