Clara y el jardín de las Mariposas


Había una vez en un jardín de infantes muy especial, donde los niños jugaban, aprendían y descubrían el mundo que los rodeaba.

Sin embargo, algo extraño sucedía en ese salón: todas las mañanas, al llegar al colegio, encontraban mariposas durmiendo en el techo. Estas mariposas eran hermosas y coloridas, pero algunos niños tenían miedo de ellas. Decían que se les metían en la cabeza o que les iban a picar.

Por eso, evitaban mirar hacia arriba cuando estaban en clase. Un día llegó una nueva maestra al jardín de infantes. Se llamaba Clara y era muy curiosa y valiente.

Al ver a las mariposas en el techo, preguntó a los niños por qué les tenían miedo. "¡Son tan bonitas! No deberían asustarte", dijo Clara con una sonrisa amable. Los niños le contaron sus miedos y ella decidió hacer algo al respecto.

Les propuso realizar un proyecto para aprender más sobre las mariposas y así perderles el temor. Durante varias semanas, los niños investigaron sobre las mariposas: descubrieron cuánto tiempo vivían, qué comían, cómo volaban y por qué dormían durante el día. También aprendieron a respetarlas y a cuidarlas.

Un día, mientras trabajaban en su proyecto, una de las niñas vio que una mariposa se estaba despertando del sueño en el techo del salón. Se lo contó emocionada a sus compañeros y todos juntos observaron maravillados cómo desplegaba sus alas lentamente.

"¡Es como si estuviera bailando!", exclamó uno de los niños. Desde ese momento, los pequeños dejaron atrás su miedo a las mariposas y comenzaron a apreciar su belleza y delicadeza.

Incluso decidieron construir un pequeño jardín de flores afuera del salón para que las mariposas pudieran visitarlos siempre que quisieran. La noticia sobre la transformación de los niños llegó hasta otros jardines de infantes cercanos.

Pronto todos querían saber más sobre esas valientes criaturas que habían perdido el miedo a las mariposas gracias al amor por la naturaleza que Clara les había enseñado.

Y así fue como aquellos pequeños del grado jardin demostraron que enfrentar nuestros miedos nos permite crecer y descubrir la belleza oculta en cada ser vivo que nos rodea.

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