Clara y el poder del autoamor


Había una vez en un pequeño pueblo llamado Villa Esperanza, una mujer llamada Clara.

Clara era conocida por su bondad y generosidad hacia los demás, siempre estaba dispuesta a ayudar a quienes lo necesitaran, pero había algo que Clara descuidaba: su propio amor propio. Un día, mientras paseaba por el bosque cercano al pueblo, Clara se encontró con una hada madrina. El hada, viendo la tristeza en los ojos de Clara, decidió concederle un deseo especial.

"-¿Qué deseas, querida Clara?", preguntó el hada. Clara pensó por un momento y respondió: "-Deseo poder verme a mí misma con la misma bondad y compasión con la que veo a los demás.

"El hada sonrió y con un toque de su varita mágica concedió el deseo de Clara. Desde ese momento, cada vez que Clara se miraba en el espejo, veía reflejada no solo su imagen física, sino también todas las cualidades positivas que poseía en su interior.

Al principio, Clara se sorprendió al verse a sí misma de esa manera tan amorosa y comprensiva. Pero con el tiempo comenzó a aceptar y valorar todas las cosas maravillosas que la hacían única.

Se dio cuenta de que merecía tanto amor y cuidado como cualquier otra persona en el mundo. Con su nuevo amor propio fortalecido, Clara empezó a cuidarse más a sí misma.

Comenzó a dedicar tiempo para hacer las cosas que amaba, como pintar hermosos cuadros y pasear por el bosque. También aprendió a decir —"no"  cuando algo no le hacía bien o la incomodaba.

Su transformación no pasó desapercibida para los habitantes de Villa Esperanza, quienes notaron cómo la luz en los ojos de Clara brillaba con más intensidad que nunca antes.

Un día, durante un festival en el pueblo, una niña se acercó a Clara y le preguntó: "-Clara ¿cuál es tu secreto para ser tan feliz?"Clara sonrió y respondió: "-Mi secreto es amarme a mí misma tal como soy. Cuando nos aceptamos y nos valoramos genuinamente, podemos encontrar la verdadera felicidad.

"Desde entonces, todos en Villa Esperanza aprendieron la importancia del amor propio gracias al ejemplo inspirador de Clara. Y así, vivieron felices para siempre valorándose unos a otros tal como eran. Y colorín colorado este cuento del amor propio ha terminado.

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