Clara y la magia de ser auténtica
Había una vez en un colegio muy colorido y alegre, una niña llamada Clara. Ella era divertida, alegre y le encantaba dibujar flores en sus cuadernos.
Sus compañeras la miraban con envidia, ya que Clara siempre destacaba por su creatividad y alegría. Un día, Clara llegó a casa con lágrimas en los ojos y le contó a su mamá lo infeliz que se sentía en el colegio.
Su mamá la abrazó con cariño y le dijo: "Tranquila Clara, eres maravillosa tal como eres. No dejes que las opiniones de los demás te hagan sentir mal". Clara se secó las lágrimas y decidió seguir el consejo de su mamá.
Al día siguiente, en lugar de entristecerse por las miradas de envidia de sus compañeras, decidió mostrarles lo divertido que podía ser tenerla como amiga. - ¡Hola chicas! ¿Quieren ver mis nuevos dibujos de flores? - exclamó Clara con entusiasmo.
Las compañeras al principio se mostraron sorprendidas por la actitud positiva de Clara, pero poco a poco fueron cediendo ante su alegría contagiosa.
Juntas empezaron a colaborar en proyectos creativos, compartieron risas y descubrieron que la verdadera felicidad radicaba en apreciar las cualidades únicas de cada una. Con el tiempo, Clara se convirtió en la líder del grupo no por ser la más popular o talentosa, sino por ser auténtica y generosa con los demás.
Sus compañeras aprendieron a valorarla no solo por sus habilidades artísticas, sino por su corazón bondadoso. Un día, durante un concurso escolar de arte floral, todas las niñas del colegio quedaron impresionadas al ver el hermoso jardín que Clara había creado utilizando sus dibujos como inspiración.
Fue entonces cuando comprendieron que la verdadera belleza reside en la diversidad y el espíritu positivo. Desde ese momento, Clara y sus compañeras disfrutaron juntas de cada día escolar compartiendo risas, sueños e ilusiones.
Aprendieron que la amistad verdadera va más allá de las apariencias y que cada uno tiene algo especial para ofrecer al mundo.
Y así fue como Clara descubrió que no necesitaba cambiar quién era para ser feliz; simplemente tenía que ser ella misma y permitir que su luz interior iluminara el camino hacia nuevas aventuras llenas de amor y amistad.
FIN.