Clarita y la decisión de bañarse



Clarita era una niña alegre y juguetona, pero tenía un problema. No le gustaba bañarse. Cada vez que su mamá le decía '¡Clarita, es hora de bañarse!', ella ponía caras largas y protestaba. '¡No quiero, mamá! ¡Quiero seguir jugando!', decía.

Esto causaba que a veces los niños de su salón se alejaran de ella porque no querían estar cerca de alguien que no se bañaba. Incluso Pedrito, su amigo desde el jardín de infantes, no la invitó a su cumpleaños.

Clarita se sentía triste y sola. Un día, mientras miraba su reflejo en el espejo, se dio cuenta de que su cabello ya no lucía brillante, y su piel no se veía tan bonita como antes.

Entonces recordó algo que mamá siempre le decía: 'Es importante bañarse para cuidar nuestro cuerpo y estar sanos'. Decidida a cambiar su situación, se propuso bañarse todos los días. Al principio le costó un poco, pero con el tiempo comenzó a disfrutarlo.

Su cabello volvió a brillar y su piel recuperó su suavidad. Los niños de su salón notaron el cambio y se acercaron a ella. '¡Clarita, te ves genial! ¿Quieres jugar con nosotros?', la invitaban.

Pedrito, sorprendido por la transformación de Clarita, se acercó también. '¡Wow, Clarita, estás radiante! Claro que estás invitada a mi cumpleaños. Será genial que estés allí'. Clarita sonrió, feliz de haber tomado una decisión importante.

Desde entonces, entendió que cuidar su higiene no solo era importante para su salud, sino también para tener amigos y ser aceptada en el grupo. Y así, Clarita aprendió que pequeñas decisiones pueden marcar grandes cambios en su vida.

FIN.

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