Claudia y la Aventura Flotante
En un mundo lleno de ciudades flotantes, criaturas mágicas y montañas que brillaban como estrellas, vivía Claudia, una niña de seis años que parecía tan común como cualquier otra. Sin embargo, escondía un gran secreto: ¡ella y su mamá, la señora Estrella, eran superheroinas!
Cada día, después de la escuela, Claudia y su mamá se ponían sus capas brillantes y se preparaban para ayudar a los habitantes de su ciudad flotante, Nuvopolis. Con sus poderes mágicos, luchaban contra problemas cotidianos, desde devolver el color al arcoíris que había desaparecido, hasta ayudar a los gnomos a encontrar sus casas perdidas.
Una tarde, mientras estaban en su casa, escucharon un gran estruendo. Las ventanas temblaron y, al mirar por la ventana, vieron a un grupo de criaturas mágicas que trataban de volar pero estaban atrapadas en una nube oscura.
- “¡Mamá, tenemos que ayudarles! ” - exclamó Claudia.
- “Sí, querida. Pero debemos ser cuidadosas. Esa nube parece muy oscura y peligrosa”, respondió la señora Estrella, ajustándose su capa.
Claudia y su mamá volaron hacia la nube, donde las criaturas estaban atoradas.
- “¡Ayúdennos! No podemos salir! ” - gritaron unos pequeños dragones de colores.
- “Tranquilos, vamos a sacarlos” - dijo Claudia, uniendo sus fuerzas con su mamá. Con un hechizo especial que solo podían hacer juntas, comenzaron a deshacer la nube, pero de pronto, una tormenta se desató. ¡El viento soplaba con fuerza! La nube se expandía.
- “¡Mamá! ¡No puedo mantenerlo! ” - se asustó Claudia.
- “Confía en ti misma, hija. Eres más fuerte de lo que crees. Usa tu luz interna”, la alentó su madre, y con esas palabras, Claudia recordó que siempre tenía una chispa de magia adentro.
Entonces, cerró los ojos y concentró toda su energía. Con un destello de luz, la nube oscura se disipó y las criaturas mágicas quedaron libres.
- “¡Lo logramos! ” - gritaron los dragones, volando alegres alrededor de ellas.
- “¡Gracias, superheroinas! ” - exclamaron, reluciendo con colores brillantes.
Cuando regresaron a casa, Claudia estaba emocionada, pero también un poco cansada.
- “¿Ves querida? A veces, la verdadera fuerza está en creer en uno mismo”, le dijo su mamá con una sonrisa.
- “Sí, mamá. ¡Y también tenemos que ayudar a los demás! ¿Cuál será nuestra próxima aventura? ” - Claudia preguntó, mientras se acomodaban en su sillón.
- “No lo sé, pero sé que juntas siempre encontraremos una manera de hacerlo”, concluyó la señora Estrella.
Y así, en un mundo de maravillas y aventuras, Claudia aprendía un valioso secreto: todos llevamos magia dentro de nosotros, solo hay que tener el valor de dejarla brillar.
FIN.