Cloe y los moños de los gatitos
En un hermoso campo verde, vivía una oveja llamada Cloe. A Cloe le encantaban los moños de colores. Tenía moños amarillos, rosados, azules y muchos más que adornaban su suave lana. Cada vez que pasaba por el prado, los animales la admiraban por su estilo tan colorido.
Un día, el granjero decidió que le gustaría tener unos gatitos. Así que, fue al pueblo y trajo dos adorables gatitos, a quienes llamó Mimi y Tino. El granjero, queriendo asegurarse de que no se perdieran, les compró dos enormes moños brillantes, uno de color rojo y otro de color verde. Cuando Cloe vio a los gatitos con sus moños tan llamativos, una idea traviesa comenzó a formarse en su mente.
"¡Pato Pato!", llamó Cloe entusiasmada a su amigo, el pato que siempre estaba a su lado.
"¿Qué pasa, Cloe?", respondió Pato Pato, mientras chapoteaba en un charquito.
"¡Vengo con un plan! Quiero esos moños para mí. ¡Imaginate lo fabulosos que luciría yo con ellos!", dijo Cloe con los ojos brillantes de emoción.
Pato Pato, que siempre apoyo a su amiga, asintió intrigado, aunque un poco preocupado.
"No estoy seguro, Cloe. Quizás no sea muy amable quitarles los moños a los gatitos. Ellos también los quieren", sugirió.
Cloe, emocionada, no le prestó atención y empezó a planear cómo robarles los moños. Esa noche, mientras los gatitos dormían, Cloe y Pato Pato se acercaron sigilosamente. Justo cuando estaban a punto de quitarles los moños, un rayo de luna iluminó el campo, y los gatitos despertaron.
"¿Qué hacen ustedes aquí?", preguntó Mimi, estirándose con un gran bostezo.
"Ehh... bueno, veníamos a... hacer ejercicio!", balbuceó Cloe, intentando salir del apuro.
"¿Hacer ejercicio? ¿A esta hora?", preguntó Tino con desconfianza.
"Exacto, a esta hora nadie hace ejercicio, así que es perfecto para nosotros. ¡Miren cómo boxeo!", dijo Cloe mientras se movía de un lado a otro.
Mimi y Tino, aún sorprendidos, decidieron unirse a la diversión.
"¡Vamos Cloe, muéstranos!" dijeron emocionados, y Cloe se puso a saltar y hacer movimientos graciosos, haciendo que todos se rieran.
Mientras tanto, Pato Pato, viendo que la situación se calmaba, tuvo una repentina idea.
"Cloe, ¿y si mejoramos nuestros propios moños? ¡Podemos hacer moños con flores del campo!", sugirió Pato Pato.
"Buena idea, Pato Pato!", dijo Cloe, dándose cuenta de que en lugar de robar, podían crear algo hermoso juntos.
Los cuatro amigos se pusieron manos a la obra. Cloe les mostró a los gatitos cómo hacer moños con las flores que crecían cerca del arroyo. Todos se divirtieron mucho, uniendo sus creatividad y risas, mientras hacían moños coloridos con los que luego cada uno se adornó. Giros inesperados en sus planes, risas y la unión de sus habilidades hicieron que todos brillaran.
Al final de la tarde, estaban todos juntos con sus nuevos moños de flores, riendo y disfrutando de una merienda bajo la sombra de un árbol.
"Me encantan nuestros moños. ¡Son únicos!", exclamó Tino emocionado.
Cloe sonrió y se dio cuenta de que, a veces, las mejores ideas surgen cuando trabajamos en equipo y compartimos.
Así, Cloe y sus amigos no solo encontraron una manera de embellecerse, sino que también hicieron una amistad más fuerte. Y desde ese día, todos en el campo aprendieron a valorar las diferencias y a colaborar, haciendo su hogar un lugar más feliz y colorido.
Y los moños de Cloe, llenos de flores, eran aún más hermosos que antes.
FIN.