Clota y sus amigos guardianes del bosque


Clota era una tortuguita muy especial. Vivía en un hermoso bosque rodeado por la contaminación de los humanos, pero ella siempre trataba de mantener su caparazón limpio y brillante.

Sin embargo, tenía un problema: no sabía controlar sus emociones. Un día, mientras caminaba por el bosque, se encontró con sus amigos: Lalo el zorro, Tita la liebre y Pipo el pajarito. Ellos estaban jugando a las escondidas y le ofrecieron unirse.

"¡Claro que sí! Pero yo quiero contar primero", dijo Clota emocionada. Los amigos aceptaron y comenzaron a jugar. Clota contaba despacio para que todos pudieran esconderse bien, pero cuando llegó a diez y salió en busca de ellos, no los encontraba por ningún lado.

"¡Esto no es justo! ¡Ustedes se están escondiendo mal a propósito!" -gritó Clota frustrada. Lalo, Tita y Pipo salieron de sus escondites riendo y le explicaron que solo estaban jugando.

Clota se sintió avergonzada por su reacción impulsiva y les pidió disculpas sinceramente. "Perdónenme amigos, me dejé llevar por mi enojo sin razón. Prometo trabajar en controlar mis emociones" -dijo Clota con tristeza. Sus amigos comprendieron que todos cometemos errores y decidieron darle otra oportunidad a Clota.

Días después, en la escuela del bosque, la maestra Sabina estaba enseñando una lección muy importante sobre el cuidado del medio ambiente. Pero Clota estaba inquieta y distraída durante toda la clase.

"¡No entiendo para qué tenemos que reciclar si los humanos siguen contaminando todo igual!", exclamó molesta Clota interrumpiendo la clase. La maestra Sabina miró a Clota con calma y le explicó lo importante que era cada pequeña acción para proteger el bosque donde vivían.

Le habló sobre el valor de respetar al prójimo incluso si pensaban diferente. Clota reflexionó sobre las palabras de la maestra Sabina y se dio cuenta de lo egoísta que había sido al pensar solo en sí misma.

Decidió cambiar su actitud e involucrarse activamente en cuidar su hogar junto a sus amigos. Juntos organizaron jornadas de limpieza en el bosque, plantaron árboles nuevos e incluso construyeron comederos para ayudar a los animales más necesitados.

Con cada acción solidaria, Clota sentía cómo crecía su autocontrol emocional y aprendía a valorar la importancia del trabajo en equipo y el respeto hacia los demás.

Con el tiempo, el bosque volvió a recuperar su esplendor gracias al esfuerzo conjunto de todos los habitantes animales que se unieron para protegerlo. Y así, Clota descubrió que cuando aprendemos a controlar nuestras emociones podemos lograr grandes cosas juntos.

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