Coco, el mediador amable



Había una vez en la selva un cocodrilo llamado Coco, que vivía en un hermoso río junto a sus amigos: Lalo el león, Rita la rana y Panchito el loro.

Coco era conocido por ser el cocodrilo más amable y divertido de toda la selva. Siempre estaba dispuesto a ayudar a sus amigos y a hacer reír a todos con sus chistes y ocurrencias.

Un día, mientras los amigos estaban jugando cerca del río, escucharon un fuerte rugido que provenía del otro lado del bosque. Todos se miraron preocupados, sabían que ese rugido pertenecía al temible Leopoldo, el leopardo malhumorado que siempre buscaba problemas en la selva.

"¡Oh no! ¡Es Leopoldo! Debemos tener cuidado", exclamó Rita la rana con miedo. Coco decidió actuar rápidamente para proteger a sus amigos. Con valentía les dijo:"No se preocupen amigos, yo me encargaré de hablar con Leopoldo y evitar cualquier problema".

Sin pensarlo dos veces, Coco se dirigió hacia donde provenía el rugido. Encontró a Leopoldo rodeado de otros animales de la selva, aparentemente discutiendo por territorio. "¿Qué sucede Leopoldo? ¿Por qué tanto alboroto?", preguntó Coco con calma.

Leopoldo lo miró sorprendido por la actitud pacífica de Coco y entre gruñidos respondió:"Estos animales invadieron mi territorio y no quieren irse. ¡Estoy harto de que todos me desafíen!". Coco entendió que Leopoldo solo actuaba así porque se sentía amenazado e inseguro.

Decidió entonces mediar entre las partes para encontrar una solución justa para todos. Después de una larga conversación y algunas risas gracias a los chistes de Coco, finalmente lograron llegar a un acuerdo.

Los animales acordaron compartir el territorio respetando las áreas de cada uno y prometieron ayudarse mutuamente en caso de peligro o necesidad. Al regresar junto a sus amigos victorioso, Coco fue recibido con abrazos y felicitaciones por su valentía y sabiduría para resolver conflictos sin recurrir a la violencia.

Desde ese día en adelante, Coco se convirtió en un ejemplo para todos en la selva. Su historia demostraba que con amor, comprensión y empatía era posible superar cualquier dificultad o desacuerdo.

Y así, entre risas y aventuras, Coco siguió siendo el mejor amigo que cualquiera podría desear tener en la selva.

FIN.

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