Coco y la Sabiduría de la Diversidad


Había una vez una granja llamada "La Granja Feliz", donde vivían muchos animales. Había una vaca llamada Lola, un cerdo llamado Pancho, una oveja llamada Margarita, un conejo llamado Benito y un mono llamado Coco.

Todos los animales eran muy amigables y se llevaban muy bien, excepto por Coco. Coco era diferente a los demás animales de la granja. No tenía cuernos como Lola, ni se revolcaba en el barro como Pancho.

Tampoco tenía lana esponjosa como Margarita ni largas orejas como Benito. El pobre Coco siempre se sentía triste porque no encajaba con los demás.

Un día soleado, mientras los demás animales jugaban felices en el prado, Coco decidió acercarse y preguntarles si podía jugar con ellos. Pero al verlo llegar, todos comenzaron a reírse y hacerle bromas pesadas. "¡Miren quién viene! ¡Es el mono raro!"- dijo Lola entre risas. "¿Qué hace aquí? Este no es su lugar"- agregó Pancho burlándose.

"No tienes nada que hacer aquí, mono aburrido"- dijo Margarita con desprecio. "Vete a tu jungla, que aquí no te queremos"- rió Benito sin compasión.

Las palabras hirieron profundamente a Coco y salió corriendo hacia el bosque cercano para llorar en soledad. Mientras tanto, en la granja, los demás animales continuaban jugando sin preocuparse por cómo habían herido a su amigo. Sin embargo, en el bosque, Coco encontró a un viejo búho sabio llamado Don Sabiduría.

El búho, al verlo triste y solitario, decidió acercarse y preguntarle qué le pasaba. "¿Por qué estás tan triste, pequeño mono?"- dijo Don Sabiduría con ternura.

Coco le contó todo lo sucedido en la granja y cómo se sentía rechazado por ser diferente. El viejo búho escuchó atentamente y luego le dio un consejo muy sabio:"Querido Coco, todos somos diferentes de alguna manera. Eso es lo que nos hace especiales.

No debes dejar que los demás te hagan sentir menos valioso solo porque no eres igual que ellos. Lo importante es ser uno mismo y encontrar a aquellos que te acepten tal como eres".

Coco pensó en las palabras del búho y decidió regresar a la granja con una nueva actitud. Al llegar, se encontró con Lola, Pancho, Margarita y Benito jugando nuevamente en el prado. "¡Es el mono raro!"- gritaron algunos animales al verlo de nuevo.

Pero esta vez Coco no se sintió mal ni se dejó afectar por las palabras ofensivas. En cambio, sonrió amablemente y les dijo:"Sé que soy diferente a ustedes, pero eso no me hace menos valioso ni menos digno de tener amigos.

Y si están dispuestos a conocerme mejor, descubrirán lo divertido que puedo ser". Los demás animales quedaron sorprendidos por la nueva actitud de Coco e incluso comenzaron a interesarse por él.

Poco a poco, Coco fue demostrando su gran habilidad para trepar árboles y hacer travesuras divertidas. Pronto, todos se dieron cuenta de que Coco era un verdadero amigo y comenzaron a aceptarlo tal como era.

Desde ese día, en "La Granja Feliz", Coco se convirtió en el animalejo más querido por todos. Aprendieron a valorar la diversidad y entendieron que no importa cómo se vean o qué hagan, lo importante es ser amables y respetuosos con los demás.

Y así, en esa granja especial, todos vivieron felices y aprendieron una valiosa lección: la belleza está en la diversidad y el amor verdadero no tiene barreras.

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