Cocodrilo Comilón y la Aventura de los Números



Había una vez, en un fresco y verde río, un cocodrilo llamado Cocodrilo Comilón. A Cocodrilo Comilón le encantaba comer, pero no solo eso, a él le gustaba aprender sobre los números mientras devoraba sus comidas favoritas. Un día, mientras disfrutaba de un festín de frutas y peces, decidió que quería aprender más sobre los números.

"¡Hoy voy a contar todo lo que como!" - exclamó Cocodrilo Comilón emocionado.

Así que comenzó a contar sus almuerzos.

"Uno, dos, tres..." - iba diciendo mientras se zambullía en el río para atrapar un pez. "Cuatro, cinco, seis... ¡Estoy comiendo mucho hoy!"

Pero mientras él contaba, se dio cuenta de que estaba tan concentrado en comer que olvidó contar correctamente. Entonces, decidió pedirle ayuda a su amigo el Nene Foca, quien siempre le decía que contar era divertido.

"¡Nene Foca!" - gritó Cocodrilo Comilón desde el barro. "¿Me puedes ayudar a contar los peces que atrape?"

Nene Foca nadó hacia él y respondió: "¡Claro, Cocodrilo! Vamos a hacerlo juntos. Pero primero, ¿cuántos creés que vas a atrapar?"

Cocodrilo Comilón pensó durante un momento y dijo: "Creo que hoy atraparé... ¡diez!"

Comenzaron a contar juntos. Mientras Cocodrilo Comilón atrapaba uno, Nene Foca lo ayudaba a contar. Sin embargo, cada vez que uno de los peces saltaba de sus manos, Cocodrilo Comilón se distraía.

"¡Espera!" - decía mientras intentaba atrapar al pez que se escabullía. Todo el día se fue así, atrapando y contando, pero siempre había un pez que se escapaba.

Al final, Cocodrilo Comilón se sintió frustrado.

"¡Ay, no! Nunca voy a aprender a contar correctamente si no puedo atrapar mis peces. ¡Es muy difícil!"

Pero Nene Foca sonrió y le dijo: "Recuerda, Cocodrilo, aprender lleva tiempo. Vamos a intentarlo de nuevo, y esta vez lo haremos con calma."

Cocodrilo Comilón asintió, y juntos regresaron al río. Esta vez, se enfocaron en contar después de cada pez que atrapaban. Y así, contando uno a uno, pudieron atrapar cinco peces en total.

"¡Lo hicimos!" - gritó Cocodrilo Comilón. "¡Ahora sé que hay que contar despacito!"

Nene Foca sonrió. "Así se habla, amigo. Y recuerda, lo más importante no es cuántos peces atrapes, sino lo que aprendes en el camino y lo divertido que es contar juntos."

Esa noche, mientras el sol se ponía, Cocodrilo Comilón miró su cena y con una sonrisa dijo: "Hoy aprendí que contar es una gran aventura, ¡y también que disfruto más cuando lo hago con amigos!"

Desde ese día, Cocodrilo Comilón y Nene Foca se hicieron los mejores contadores de toda la selva. Y contaron no solo peces, sino también las estrellas que brillaban en el cielo, las frutas que recogían y los días que pasaban juntos. Cayó la noche, y los dos amigos se fueron a dormir, sabiendo que al día siguiente tendrían más aventuras por venir, siempre contando y aprendiendo junto a su risa y alegría.

Fin.

FIN.

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