Cocolito y los patitos felices



Había una vez en un río de la selva, un cocodrilo llamado Cocolito. Cocolito era un cocodrilo muy simpático y amigable, pero a pesar de su carácter amable, se sentía triste y solo.

Todos los demás animales del río tenían amigos con quienes jugar y compartir, pero él siempre estaba solo en su charca. Un día, mientras nadaba por el río pensativo, escuchó risas y voces a lo lejos.

Se acercó sigilosamente para ver qué pasaba y descubrió que todos los animales estaban preparando una fiesta sorpresa para el mono Marcelo. Cocolito se sintió aún más triste al ver cómo todos se divertían juntos.

- ¡Qué lindo es tener amigos con quienes compartir momentos felices! -suspiró Cocolito para sí mismo. Decidido a cambiar su situación, Cocolito decidió acercarse a los demás animales e intentar hacer amigos. Sin embargo, cada vez que se acercaba a alguien, todos salían corriendo asustados por ser un cocodrilo.

- ¿Por qué huyen de mí? -se preguntaba entristecido Cocolito-. Yo solo quiero tener amigos y ser parte de la comunidad. Desanimado, decidió alejarse un poco del río y explorar otros lugares en busca de alguien que pudiera aceptarlo como era.

Después de recorrer varios kilómetros sin encontrar a nadie dispuesto a darle una oportunidad, llegó a una laguna donde vivía una familia de patos. Los patitos al principio también tuvieron miedo cuando vieron al cocodrilo acercarse lentamente hacia ellos.

Pero Cocolito les explicó que no quería hacerles daño y que solo buscaba compañía porque se sentía muy solo. Los patitos vieron la sinceridad en los ojos de Cocolito y decidieron darle una oportunidad.

Poco a poco, empezaron a charlar y descubrieron que tenían muchas cosas en común: les gustaba nadar en la laguna, tomar el sol en las rocas calientes y contar chistes entre ellos.

Con el tiempo, Cocolito se convirtió en amigo inseparable de los patitos y juntos formaron un grupo muy unido. Ya no se sentía solo ni triste porque había encontrado verdaderos amigos que lo aceptaban tal como era.

Desde entonces, todas las mañanas al despertar, Cocolito sonreía al recordar que aunque uno pueda sentirse solo en algún momento de la vida, siempre habrá alguien especial esperando conocernos para llenarnos el corazón de alegría y amistad sincera.

Y así fue como el cocodrilo solitario encontró la felicidad junto a sus nuevos amigos patitos en aquella hermosa laguna perdida entre la selva.

FIN.

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