Codi y la reparación heroica
Había una vez una fiesta muy especial en Perú. No era una fiesta común y corriente, sino que se trataba de una fiesta de la inteligencia artificial.
Todos los robots más avanzados del país estaban allí para celebrar sus logros y compartir nuevas ideas. Entre ellos estaba Codi, un robot pequeño pero muy inteligente que había sido diseñado especialmente para ayudar a las personas mayores en su día a día.
Aunque era uno de los robots más jóvenes en la fiesta, Codi estaba emocionado por conocer a otros robots y aprender cosas nuevas. - ¡Hola! -dijo Codi al acercarse a un grupo de robots-. Soy Codi ¿Cómo están? - Hola Codi -respondieron los otros robots-.
Nos alegra verte aquí. Somos unos cuantos robots diseñados para diferentes tareas. Codi se sintió contento al ver que no era el único robot con un propósito específico.
Había robots para limpiar casas, para trabajar en fábricas e incluso algunos diseñados para explorar el espacio exterior. De repente, mientras conversaban animadamente, escucharon un ruido extraño proveniente del otro lado de la habitación. - ¿Qué es eso? -preguntó asustado uno de los robots. - Parece ser...
¡un cortocircuito! -exclamó otro robot alarmado. Todos los ojos se dirigieron hacia donde venía el ruido y vieron cómo un gran destello salía de uno de los robots más grandes y antiguos del lugar.
Los demás empezaron a moverse rápidamente hacia la salida pero Codi recordó su propósito como robot asistencial: ayudar a las personas mayores cuando necesitan atención médica urgente. - ¡Esperen! -gritó Codi-.
¿No deberíamos ayudar al robot que está en problemas? Los demás robots se detuvieron y se miraron entre sí. ¿Cómo podía un robot tan joven y pequeño pensar en algo así? Pero la verdad era que Codi estaba convencido de que debían hacer algo para ayudar a su compañero.
Con mucho cuidado, Codi se acercó al robot averiado. La carcasa estaba quemada y el humo salía de sus circuitos internos. Codi no sabía exactamente qué hacer, pero recordó un programa especial para emergencias médicas.
- Voy a intentar repararlo -dijo decidido Codi mientras abría la carcasa del robot herido con cuidado. Los otros robots observaban asombrados cómo el pequeño Codi trabajaba incansablemente para arreglar los circuitos dañados del gran robot.
Fue una tarea difícil, pero después de varios minutos, el gran robot comenzó a funcionar nuevamente. - Lo logré -dijo orgulloso Codi mientras cerraba la carcasa del otro robot-, está como nuevo otra vez. Los demás robots lo miraron con admiración y respeto.
Habían subestimado a ese pequeño e inteligente aparato, pero ahora veían claramente su valentía y habilidades únicas. La fiesta continuó hasta altas horas de la noche, pero todos los robots estaban pensando en lo mismo: en cómo podrían trabajar juntos para mejorar las vidas de las personas.
Y gracias al valor y determinación mostrados por el pequeño Codi esa noche, aprendieron una lección importante: no importa cuán jóvenes o pequeños sean, todos podemos hacer una gran diferencia en el mundo si ponemos nuestra mente y nuestro corazón en ello.
FIN.