Colita aprende a comportarse
Había una vez un perro llamado Colita, que era peludito y muy juguetón. Sin embargo, Colita tenía un problema: le gustaba morder cosas y romperlas en pedazos.
Por más que sus dueños le decían —"no" , él seguía portándose mal. Un día, la pequeña Persefone se mudó a la casa de al lado con su familia. Ella adoraba a los animales y se dio cuenta de que Colita necesitaba ayuda para aprender a portarse bien.
"Hola, ¿cómo te llamas?", preguntó Persefone cuando vio a Colita por primera vez. "Guau guau", respondió el perro moviendo su cola felizmente.
Desde ese momento, Persefone comenzó a visitar a Colita todos los días para jugar con él y enseñarle buenos modales. Al principio fue difícil porque el perro estaba acostumbrado a hacer lo que quería sin recibir consecuencias.
"Colita, no debes morder las cosas porque lastimas tus dientes y puedes enfermarte", le explicaba Persefone mientras intentaba distraerlo con un juguete. "Pero es divertido", respondía el perro con tristeza al ver que no podía hacer lo que quería. Persefone entendió que necesitaba ser más creativa si quería ayudar a Colita.
Entonces pensó en algo diferente: llevarlo al parque de mascotas local donde pudiera socializar con otros perros y aprender buenos modales de ellos. Al principio, Colita estaba asustado por estar rodeado de tantos perros desconocidos.
Pero poco a poco empezó a interactuar con ellos y aprendió cómo jugar sin lastimar a los demás. "Mira, Colita, así es como se juega sin morder", le mostraba Persefone mientras observaban cómo otros perros jugaban juntos en el parque.
"¡Guau guau!", respondía el perro emocionado al ver que podía jugar con sus amigos de manera adecuada. Después de varias semanas de entrenamiento y juegos en el parque, Colita finalmente aprendió a portarse bien. Ya no mordía las cosas ni rompía objetos.
En cambio, se divertía jugando con sus amigos y siendo un buen perro. "Gracias por ayudarme a ser bueno, Persefone", dijo Colita moviendo su cola felizmente. "De nada, amigo. Me alegra haber sido útil", respondió la pequeña niña acariciando la cabeza del animal perro.
Desde ese día, Persefone y Colita se convirtieron en grandes amigos. Juntos demostraron que con paciencia y amor cualquier animal puede aprender buenos modales y ser feliz.
FIN.