Collares mágicos en el bosque encantado



Había una vez cuatro amigas llamadas Antonella, Juliana, Pilar y Victoria. Eran muy aventureras y siempre estaban buscando nuevas emociones. Un día, decidieron adentrarse en un bosque misterioso que se decía estaba embrujado.

Las chicas caminaron entre los árboles altos y frondosos, riendo y contándose historias de terror. Pero a medida que avanzaban, comenzaron a sentirse perdidas. Las señales del camino desaparecieron y todo parecía igual en todas las direcciones.

"¿Qué vamos a hacer?", preguntó Antonella preocupada. "No sé", respondió Victoria con voz temblorosa. "Creo que estamos realmente perdidas". Juliana miró alrededor con ojos asustados.

"¡Miren! ¿Ven esa luz brillante allí?"Las chicas siguieron la luz hasta llegar a un claro en el bosque donde encontraron una pequeña cabaña. Se acercaron lentamente y tocaron la puerta con cautela. La puerta se abrió lentamente revelando a una anciana sonriente con canas plateadas. "Buenas tardes, niñas", dijo la anciana amablemente.

"He visto que están perdidas en este bosque encantado". Las chicas asintieron nerviosamente mientras Pilar hablaba: "Sí, estamos muy asustadas y no sabemos cómo salir de aquí".

La anciana les hizo entrar a su cabaña y les ofreció té caliente para calmar sus nervios. —"Miren" , dijo la anciana señalando un mapa antiguo colgado en la pared de su cabaña. "Este mapa tiene el poder de guiarlas fuera del bosque embrujado". Las chicas miraron el mapa con asombro.

Había marcas y símbolos extraños, pero también había un camino claro que las llevaría de regreso a casa. "Gracias por su ayuda", dijo Juliana emocionada. "Pero, ¿cómo sabremos qué camino tomar?"La anciana sonrió y les entregó cuatro collares brillantes.

"Estos collares les mostrarán el camino correcto", explicó. "Cuando se encuentren con una bifurcación en el camino, los collares comenzarán a brillar en la dirección correcta".

Las chicas se despidieron de la amable anciana y salieron de la cabaña con sus nuevos collares puestos. Mientras caminaban por el bosque, encontraron varias bifurcaciones y cada vez que los collares comenzaban a brillar, sabían qué dirección tomar.

Después de un tiempo, Antonella gritó emocionada: "¡Chicas! ¡Miren allí está nuestra salida!"Las chicas corrieron hacia la salida del bosque embrujado y finalmente estaban fuera. Se abrazaron entre risas y lágrimas de alivio. "¡Nunca hubiéramos podido salir sin la ayuda de esa amable anciana!" exclamó Pilar.

"Tienes razón", dijo Victoria mientras se quitaba el collar mágico para guardarlo como recuerdo. "Siempre debemos estar agradecidos por aquellos que nos ayudan cuando más lo necesitamos".

Desde ese día en adelante, Antonella, Juliana, Pilar y Victoria aprendieron a valorar aún más su amistad y siempre recordaron la importancia de ayudarse mutuamente cuando están perdidas o enfrentan desafíos. Y así, las cuatro amigas continuaron viviendo aventuras juntas, sabiendo que siempre podrían contar con la ayuda de los demás. Fin.

FIN.

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