Collins y el misterio de la cultura china



Collins era un niño curioso y valiente que siempre había soñado con viajar y conocer diferentes culturas. Un día, tuvo la oportunidad de ir a China, un país lleno de tradiciones y costumbres muy distintas a las suyas.

Al llegar a China, Collins se sintió abrumado por la cantidad de gente, los edificios altos y los letreros en caracteres que no entendía.

Las miradas curiosas de la gente lo seguían a todas partes, ya que su apariencia y sus costumbres occidentales llamaban mucho la atención. "¡Mamá, siento que todos me miran raro aquí! ¿Por qué será?"- decía Collins mientras caminaba por las bulliciosas calles de Beijing.

Su madre le explicó que era normal sentirse diferente en un lugar nuevo y que lo importante era mantener la mente abierta para aprender sobre esa nueva cultura. Sin embargo, Collins se sentía incómodo e inseguro consigo mismo al no poder comunicarse con facilidad debido al idioma.

Una tarde, mientras paseaba por un parque cercano, Collins vio a un grupo de niños chinos jugando juntos. Se acercó tímidamente y les sonrió.

Para su sorpresa, los niños le devolvieron la sonrisa y empezaron a jugar con él como si fueran amigos desde siempre. "¡Hola! Soy Collins"- dijo el niño con entusiasmo. Los niños respondieron en chino mandarín, pero lograron comunicarse mediante gestos y risas. Collins descubrió que el lenguaje del corazón trascendía las barreras idiomáticas y culturales.

Se dio cuenta de que no importaba de dónde vinieras o cómo te vieras, lo importante era ser amable y respetuoso con los demás.

Con el paso de los días, Collins aprendió palabras básicas en chino mandarín y poco a poco se adaptó mejor a su nuevo entorno. Descubrió la belleza de la cultura china a través de sus comidas exquisitas, festividades coloridas y tradiciones milenarias.

Finalmente, Collins comprendió que ser diferente no era algo malo; al contrario, era lo que lo hacía único e interesante. Aprendió a apreciar las diferencias culturales como una oportunidad para crecer y enriquecerse personalmente.

Así fue como el pequeño Collins vivió una experiencia transformadora en China: dejó atrás sus miedos e inseguridades iniciales para abrirse al mundo con curiosidad e empatía hacia lo desconocido.

FIN.

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