Collins y la amistad en China



Collins era un niño aventurero que siempre había soñado con conocer China. Un día, su familia decidió mudarse allí por motivos de trabajo y Collins estaba emocionado por la nueva experiencia que le esperaba.

Al llegar a China, Collins se dio cuenta de que todo era diferente: las calles estaban llenas de personas hablando en un idioma que él no entendía, los edificios tenían una arquitectura única y la comida tenía sabores exóticos para él.

Los primeros días en China fueron un desafío para Collins. Se sentía perdido y fuera de lugar. Las miradas curiosas de la gente al verlo tan diferente a ellos lo incomodaban. Se preguntaba si encajaría alguna vez en ese nuevo entorno.

Un día, mientras paseaba por el parque, Collins se encontró con un grupo de niños chinos que jugaban juntos.

Al principio, lo miraron con extrañeza, pero luego uno de ellos se acercó y le preguntó en inglés si quería unirse a ellos. - ¡Hola! Soy Li Wei. ¿Quieres jugar con nosotros? - dijo el niño chino con una sonrisa amigable. Collins se sorprendió gratamente por la amabilidad de Li Wei y sus amigos.

Aceptó la invitación y pronto estaba riendo y divirtiéndose como si llevara toda la vida viviendo en China. A medida que pasaban los días, Collins comenzó a aprender palabras en chino gracias a sus nuevos amigos.

Descubrió que aunque eran diferentes culturalmente, compartían muchas cosas en común como el amor por los juegos, la risa y la diversión. Poco a poco, las miradas raras se convirtieron en sonrisas cálidas y Collins dejó de sentirse tan desubicado en su nuevo hogar.

Había encontrado una segunda familia en aquel grupo de amigos chinos que lo aceptaron tal como era. Collins aprendió una valiosa lección durante esos primeros días en China: la importancia de ser uno mismo sin importar las diferencias culturales o lingüísticas.

Descubrió que la verdadera amistad trasciende las barreras del idioma y que siempre hay espacio para conectar con los demás desde el corazón.

Desde entonces, Collins vivió muchas aventuras emocionantes junto a sus amigos chinos y nunca más se sintió solo o desencontrado consigo mismo. Encontró su lugar en el mundo y supo apreciar la belleza de la diversidad que lo rodeaba.

FIN.

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