Colores de Amistad
Había una vez una niña llamada Sofía que estaba muy emocionada por su primer día de clases en la escuela. Era una mañana soleada y llena de expectativas.
Cuando Sofía llegó a la escuela, se encontró con un montón de niños que estaban jugando y riendo juntos. Pero ella se sentía un poco tímida y no sabía cómo acercarse a ellos. Entonces, vio a otra niña solitaria en un rincón del patio.
La niña tenía el cabello largo y rubio, y parecía estar triste. Sofía decidió acercarse a ella para hacerle compañía. "Hola, ¿cómo te llamas?", preguntó Sofía con una sonrisa amigable. La niña levantó la mirada sorprendida y respondió: "Me llamo Valentina".
Sofía notó que Valentina llevaba una mochila llena de crayones y papelitos coloridos. Le intrigaba saber qué hacían allí. "¿Qué tienes ahí en tu mochila?", preguntó curiosa. Valentina sonrió tímidamente y sacó los crayones y los papelitos.
"Me encanta dibujar", dijo entusiasmada. "Siempre llevo mis materiales conmigo". Sofía quedó fascinada al ver los hermosos dibujos que Valentina había hecho. Eran paisajes llenos de colores vibrantes e imaginación desbordante. "¡Eres increíblemente talentosa!", exclamó Sofía admirada.
"Yo también me gusta dibujar, pero nunca he sido tan buena como tú". Valentina sonrió aún más ampliamente. "¡Gracias! Me encantaría ver tus dibujos algún día". A partir de ese momento, Sofía y Valentina se volvieron inseparables.
Pasaban todo su tiempo libre juntas, compartiendo sus pasiones por el arte y la creatividad. Un día, mientras estaban en el aula de arte, la maestra anunció un concurso de dibujo para toda la escuela.
El premio era una beca para asistir a una prestigiosa academia de arte. Sofía y Valentina sabían que esta era su oportunidad de brillar. Decidieron trabajar juntas en un gran proyecto: un mural que representara la amistad y la diversidad. Pasaron días pintando con entusiasmo y dedicación.
Cada pincelada era como una caricia al lienzo, mostrando lo mucho que habían crecido juntas. Llegó el día del concurso y todos los niños admiraron el hermoso mural creado por Sofía y Valentina.
El jurado quedó impresionado por su talento artístico y trabajo en equipo. Finalmente, llegó el momento de anunciar al ganador del concurso. Y para sorpresa de todos, Sofía y Valentina fueron las elegidas. Las dos amigas saltaron emocionadas abrazándose.
"¡Lo logramos!", exclamaron al unísono. El premio no solo les brindó la oportunidad de estudiar arte en una academia especializada sino también fortaleció aún más su amistad.
Juntas descubrieron nuevas técnicas artísticas e inspiraron a otros niños a explorar su propio potencial creativo. La historia de Sofía y Valentina nos enseña que los verdaderos amigos están siempre dispuestos a apoyarse mutuamente, a compartir sus sueños y a ayudarse en los momentos difíciles.
Además, nos muestra que el arte es una forma maravillosa de expresión y conexión con los demás. Y así, Sofía y Valentina continuaron creciendo juntas, inspirándose mutuamente para alcanzar sus metas y viviendo muchas aventuras más en el maravilloso mundo del arte.
FIN.