Columpiando hacia la recuperación
era una niña muy curiosa y aventurera. Siempre estaba buscando nuevas cosas que hacer y lugares para explorar.
Un día, mientras jugaba en el parque con sus amigos, vio a un grupo de niños mayores haciendo acrobacias en los columpios. Chantelle se acercó a ellos y les preguntó cómo lo hacían. Los niños le dijeron que necesitaba mucha práctica y habilidad para poder hacer esas acrobacias, pero Chantelle no se desanimó.
Decidió practicar todos los días después de la escuela en su propio columpio. Se balanceaba hacia adelante y hacia atrás, tratando de imitar las acrobacias que había visto. Un día, mientras practicaba, perdió el equilibrio y cayó al suelo.
Se lastimó el brazo y tuvo que ir al hospital. Cuando llegó allí, estaba muy asustada por lo que había pasado. Pero los médicos y enfermeras fueron muy amables con ella e hicieron todo lo posible para ayudarla a sentirse mejor.
Le pusieron un yeso en el brazo roto y le dijeron que tendría que llevarlo durante unas semanas. Chantelle estaba triste porque esto significaba que no podría seguir practicando sus acrobacias en el columpio durante un tiempo.
Pero luego recordó algo importante: había aprendido mucho sobre perseverancia mientras intentaba hacer esas acrobacias difíciles. Así que decidió aplicar ese mismo espíritu a su recuperación del brazo roto.
Hizo todo lo posible para cuidarlo bien siguiendo las instrucciones del médico sobre cómo moverlo correctamente sin lastimarse más. Finalmente llegó el día en que le quitaron el yeso y el médico le dijo que su brazo estaba completamente sanado.
Chantelle se sintió muy feliz y agradecida por haber aprendido una valiosa lección sobre la perseverancia y la paciencia. Desde ese día, decidió seguir explorando nuevas cosas y lugares, pero siempre recordaría lo importante que era ser paciente y perseverar incluso cuando las cosas parecían difíciles.
Y así, Chantelle continuó viviendo aventuras emocionantes con esa actitud positiva cada día de su vida.
FIN.