Comiendo con alegría
Había una vez, en un pequeño pueblo llamado Alegría, un grupo de niños que se alimentaba muy mal. Sus platos siempre estaban llenos de comida chatarra y dulces, y nunca comían frutas ni verduras.
Esto hacía que los niños se sintieran débiles y sin energía para jugar. Un día, mientras jugaban en el parque del pueblo, los niños conocieron a unos elfos mágicos que vivían en el bosque encantado cercano.
Estos elfos eran pequeños y tenían alas brillantes como mariposas. Los elfos se acercaron a los niños con una sonrisa amigable y les dijeron: "¡Hola! Nos hemos dado cuenta de que no están comiendo sano.
Queremos llevarlos a nuestro bosque encantado para enseñarles la importancia de una alimentación equilibrada". Los ojos de los niños se iluminaron con curiosidad e ilusión. No podían creer que iban a ir al bosque encantado con seres mágicos.
Sin pensarlo dos veces, los elfos tomaron las manos de los niños y juntos desaparecieron en un destello dorado. Cuando llegaron al bosque encantado, todo era hermoso y lleno de vida. Los árboles parecían tener caras sonrientes y las flores emitían colores brillantes.
Los elfos llevaron a los niños hacia un gran árbol donde había una mesa llena de frutas frescas, verduras crujientes y alimentos saludables. "¡Aquí está nuestra merienda mágica!", exclamó uno de los elfos. "Estas delicias nos dan energía para volar y ser fuertes".
Los niños, asombrados por la belleza y el sabor de los alimentos, comenzaron a probarlos. Descubrieron que las frutas eran dulces y jugosas, y las verduras tenían un sabor delicioso.
Mientras comían, los elfos les explicaron cómo una alimentación equilibrada era fundamental para crecer sanos y fuertes. Les enseñaron sobre la importancia de consumir diferentes grupos de alimentos como las proteínas, los carbohidratos, las vitaminas y los minerales. Los niños escuchaban atentamente cada palabra de los elfos.
Ahora entendían que su mala alimentación les estaba haciendo daño. Se prometieron a sí mismos empezar a comer mejor cuando regresaran al pueblo.
Al despedirse del bosque encantado, los elfos dieron a cada niño un pequeño libro con recetas saludables y consejos para mantener una vida sana. Cuando volvieron al pueblo, los niños estaban decididos a ayudar a otros niños que también se alimentaban mal. Organizaron talleres en la escuela donde compartieron lo aprendido en el bosque encantado.
Enseñaron a sus amigos cómo preparar platos nutritivos y deliciosos utilizando frutas frescas, verduras coloridas y granos enteros. Juntos plantaron un huerto escolar donde cultivaban sus propias frutas y verduras.
Poco a poco, el pueblo entero comenzó a cambiar sus hábitos alimenticios gracias al esfuerzo de estos valientes niños. Todos se dieron cuenta de lo importante que era cuidar su salud y bienestar.
Y así fue como aquel grupo de niños, gracias a los elfos mágicos y su viaje al bosque encantado, lograron cambiar no solo sus vidas, sino también las de todos los habitantes de Alegría. Aprendieron que la comida sana era la clave para tener energía y disfrutar de una vida llena de alegría y diversión.
FIN.