Cómo trajeron la lluvia del país de los dioses
Hace mucho tiempo, en un país lejano, la tierra estaba reseca y sedienta, y la lluvia se negaba a caer. Las ranas, preocupadas por la sequía que amenazaba con secar su hogar, decidieron emprender una valiente aventura para encontrar la manera de traer la lluvia del país de los dioses.
Las ranas se reunieron en asamblea en el lago central, donde Ribbit, la rana más sabia, propuso:
- Hermanas y hermanos ranas, la sequía nos está poniendo en peligro a todos. Debemos encontrar la manera de traer la lluvia del país de los dioses para salvar nuestro hogar.
Las demás ranas asintieron con determinación, y juntas partieron en busca de una solución. Viajaron a través de bosques, montañas y ríos, enfrentando peligros y desafíos en su travesía. Finalmente, llegaron a un templo sagrado en lo alto de la montaña, donde creían que podrían obtener la lluvia sagrada.
Se encontraron con el sabio anciano Rano, el guardián del templo, quien les dijo:
- Para obtener la lluvia del país de los dioses, deben superar tres pruebas que pondrán a prueba su valentía, sabiduría y trabajo en equipo.
Las ranas aceptaron el desafío y se dispusieron a enfrentar las pruebas. La primera prueba era recoger gotas de rocío de las flores al amanecer, la segunda prueba era encontrar el arco iris escondido en la cascada, y la tercera prueba era cantar juntas una canción de gratitud a la naturaleza. Con ingenio, esfuerzo y cooperación, las ranas superaron cada una de las pruebas, demostrando su valía ante el sabio Rano.
Impresionado por su determinación y solidaridad, el sabio Rano les entregó una urna sagrada que contenía la lluvia del país de los dioses. Las ranas regresaron a su hogar, llevando consigo la esperanza de la lluvia. Al llegar al lago central, abrieron la urna y dejaron que la lluvia sagrada cayera sobre la tierra sedienta. Pronto, el cielo se oscureció y las nubes grises descargaron una lluvia refrescante sobre el suelo reseco. El agua empezó a fluir en los arroyos y ríos, y la tierra volvió a cobrar vida. Las ranas bailaron de alegría, agradeciendo a los dioses por su bondad y celebrando su victoria. Desde ese día, la lluvia nunca volvió a faltar en el país de las ranas, y su hogar floreció con nuevo esplendor.
FIN.