Conectando corazones
Había una vez una niña llamada Matilda, a quien le encantaba explorar el mundo y descubrir cosas nuevas. Sin embargo, había algo que aún no entendía del todo: la comunicación.
No sabía qué significaba esa palabra tan larga y complicada. Un día, su amiga Sofía se acercó a ella con una sonrisa en el rostro. Sofía era muy inteligente y siempre tenía respuestas para todas las preguntas de Matilda.
"¡Hola Matilda! ¿Sabes qué es la comunicación?" -preguntó Sofía. Matilda negó con la cabeza y respondió: "No tengo idea, Sofi. ¿Puedes explicármelo?"Sofía pensó por un momento cómo podría explicarle a su amiga lo que era la comunicación de una manera sencilla y divertida.
"Bueno, Mati, imagina que somos dos pájaros en un árbol" -comenzó Sofía-. "Si quieres decirme algo sin estar cerca de mí, tendrías que usar tu voz para transmitir tus palabras hasta donde estoy yo".
Matilda asintió con curiosidad mientras imaginaba la escena. —"Exacto" , continuó Sofía. "Eso es parte de la comunicación. Es poder expresar nuestros pensamientos y sentimientos usando diferentes formas como hablar o escribir". Matilda parecía entenderlo mejor ahora, pero todavía quería más ejemplos.
"¿Y cómo más podemos comunicarnos?" -preguntó emocionada. Sofía sonrió y respondió: "Podemos utilizar gestos con nuestras manos, como saludar o despedirse moviendo los brazos o hacer señas para indicar algo importante".
Matilda comenzó a imitar los gestos de Sofía y se divirtió mucho haciéndolo. "¡Mira, Sofi! ¡Estoy comunicándome contigo!" -exclamó Matilda emocionada. Sofía rió y asintió. "Así es, Mati. También podemos comunicarnos a través de expresiones faciales, como sonreír cuando estamos felices o fruncir el ceño cuando estamos enojados".
Matilda hizo una mueca divertida con su rostro y ambas amigas rieron juntas. "Pero eso no es todo", dijo Sofía. "También podemos usar objetos como cartas o mensajes escritos para transmitir nuestras ideas.
Incluso podemos utilizar la tecnología, como los teléfonos o las computadoras". Matilda estaba fascinada con todas estas formas diferentes de comunicación que su amiga le estaba enseñando.
"¡Es genial poder decirle cosas a otras personas sin tener que estar cerca de ellas!" -exclamó Matilda entusiasmada. Sofía asintió. "Exactamente, Mati. La comunicación nos ayuda a conectarnos con los demás, compartir información y entender lo que piensan y sienten las personas a nuestro alrededor".
Las dos amigas continuaron explorando el mundo juntas mientras aprendían más sobre la comunicación. Matilda ahora sabía cómo usar su voz, sus manos e incluso objetos para expresarse mejor. Desde ese día, Matilda se convirtió en una niña muy buena en la comunicación.
Podía contar historias emocionantes a sus amigos usando palabras e incluso crear dibujos hermosos para transmitir sus sentimientos. Y así fue como Matilda descubrió la importancia de la comunicación, gracias a su amiga Sofía.
Juntas, exploraron el mundo y compartieron muchas aventuras mientras aprendían más sobre este maravilloso arte de conectarse con los demás. Fin.
FIN.