Coneji, el nuevo integrante



Un día soleado, la Señora salió a pasear con su perro Lola por el parque. Mientras caminaban, Lola empezó a olfatear algo y corrió hacia un arbusto.

La Señora se acercó para ver qué era lo que había encontrado Lola. "¿Qué tienes ahí, Lola?" - preguntó la Señora mientras se asomaba al arbusto. De repente, un pequeño conejito blanco saltó hacia ella.

La Señora se sorprendió y se alejó un poco, pero pronto notó que el conejito no tenía miedo de ella ni de Lola. "¡Mira, Lola! Encontramos un nuevo amigo" - dijo la Señora mientras acariciaba al conejito.

El conejito parecía muy contento y empezó a seguirlos cuando la Señora y Lola continuaron su paseo por el parque. A medida que avanzaban, la Señora pensaba en cómo podría cuidar del conejito si decidía llevarlo consigo a casa.

Finalmente, llegaron a una tienda de mascotas cercana donde preguntaron por todo lo necesario para tener un conejo como mascota. La Señora compró heno fresco para el nido del conejo y una jaula grande con agua fresca y comida especializada para él.

Al llegar a casa, la Señora presentó al nuevo miembro de la familia a sus hijos quienes estaban emocionados por conocerlo. Todos estuvieron de acuerdo en nombrarlo —"Coneji" .

Durante los siguientes días Coneji exploraba su nueva casa mientras recibía mucho amor y atención de parte de todos los integrantes de la familia. Pero pronto comenzaron a notar que Coneji no estaba comiendo bien y parecía un poco triste. La Señora decidió llevarlo al veterinario para asegurarse de que estuviera sano.

Después del chequeo, el veterinario le dijo a la Señora que Coneji necesitaba más atención de lo que ella pensaba. La Señora se sintió un poco preocupada, pero sabía que haría todo lo posible por cuidar de su nueva mascota.

De regreso en casa, la Señora investigó todo sobre cómo cuidar adecuadamente a los conejos y aprendió mucho sobre sus necesidades nutricionales y emocionales. Comenzó a hacer cambios en su dieta y asegurarse de que tuviera suficiente tiempo para jugar fuera de la jaula.

Con el tiempo, Coneji comenzó a mostrar signos de mejora y volvió a ser feliz como al principio. La familia estaba muy contenta al verlo saltar y correr por toda la casa.

La Señora se dio cuenta entonces del gran compromiso que había adquirido al adoptar a Coneji, pero también descubrió cuánto amor podía brindarle una pequeña criatura como él. Y así, todos vivieron felices mientras disfrutaban del cariño mutuo entre ellos.

FIN.

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