Conexiones Eternas



Era una vez en un pequeño barrio de Buenos Aires donde vivían dos mejores amigos, Mireia y Roger. Desde que eran muy chiquititos, pasaban el día juntos, riendo, jugando a la pelota en el parque y explorando cada rincón del barrio. Su aventura más reciente había sido un viaje a la playa con sus familias, donde hicieron castillos de arena y buscaron conchitas. Todo lo que compartían fortalecía su amistad.

Un día, mientras jugaban en el jardín de Roger, él le mostró a Mireia su nuevo gato, Kira.

"Mirá, Mireia, ¡Kira es la más linda de todas!" - dijo Roger enthusiastico.

"¡Es hermosa! ¿Sabés? A partir de ahora, también va a ser nuestra compañera de aventuras" - respondió Mireia, llenando el aire con su risa.

Con el tiempo, la vida fue cambiando. Cuando llegaron los días del confinamiento, Mireia y Roger no pudieron encontrarse como antes. Cada uno en su casa, extrañaban los juegos y la compañía del otro.

"No puedo creer que no podamos jugar juntos. Este encierro es un embole" - se quejó Roger una tarde.

"Yo tampoco, Ro. Pero podemos hacer algo diferente. ¿Qué te parece que armemos un proyecto juntos?" - sugirió Mireia, esperanzada.

Así fue como comenzaron a trabajar en un libro de actividades para niños. Cada día, se conectaban por videollamada durante horas, compartiendo ideas y riéndose de los errores que cometían. Al principio, ¡las conexiones se pixelaban y sus risas se cortaban! Pero no dejaron que eso los desanimara.

"¡Roger, mirá! Ayer encontré una forma de dibujar un dragón usando solo círculos. Podríamos subirlo a nuestra página" - dijo Mireia emocionada.

"Genial, Mireia. Y yo tengo una receta fácil de galletitas que podríamos poner, la gente la va a amar" - respondió Roger con una sonrisa ancha.

Así pasan los días, horas y horas, hasta que lograron terminar su libro, lleno de juegos, recetas y dibujos. Decidieron que iban a compartirlo con el barrio como regalo.

"¡Es el momento de presentarlo!" - gritó Roger, casi saltando de la emoción.

"Sí, hagamos un evento virtual. ¡Invitemos a todos!" - dijo Mireia con entusiasmo.

El día del lanzamiento llegó, y los vecinos se conectaron entusiasmados. Mireia y Roger presentaron su libro, compartieron algunos juegos en vivo y, para su sorpresa, todos querían participar.

"¡Gracias por ser parte de esto! Ustedes son los que hacen esto posible" - dijo Roger a la cámara.

"¡Sí! La alegría está en compartir, y aunque tomamos caminos diferentes, siempre tendremos este momento juntos" - agregó Mireia, mirando la pantalla con cariño.

El evento fue un éxito rotundo, tanto que decidieron continuar con más actividades para seguir uniendo a la comunidad. Así, la distancia no se volvió un impedimento, sino una puerta a nuevas formas de conexión.

Cuando finalmente pudieron verse, se abrazaron con fuerza.

"A veces, la vida nos pone obstáculos, pero siempre encontramos la manera de seguir adelante, ¿no?" - dijo Roger.

"Exactamente. Nunca olvidemos que siempre llevaremos el uno al otro en el corazón" - respondió Mireia sonriendo.

Y así, entre risas y aventuras, Mireia y Roger aprendieron que la verdadera amistad no conoce distancias y que siempre hay formas de mantenerse unidos, incluso en tiempos difíciles. Y aunque Kira, la pequeña gata, también se sumó a sus travesuras, los lazos que formaron permanecerían por siempre en sus corazones.

Desde ese día, cada vez que las cosas se ponían difíciles, recordaban lo que habían logrado juntos y sabían que podían enfrentar cualquier desafío.

FIN.

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