Confianza en la ópera


Había una vez en la ciudad de Buenos Aires, una pequeña y soñadora niña llamada Casey. Desde que era muy pequeña, Casey había descubierto su amor por la música, en especial por la ópera.

Pasaba horas escuchando a los grandes cantantes en su viejo tocadiscos y soñaba con algún día poder subirse a un escenario y deslumbrar al mundo con su voz.

Casey tenía una voz excepcional, llena de emoción y potencia, pero no todos a su alrededor creían en ella. En su camino hacia la cima se encontró con desafíos y personas que la veían como rival.

En su escuela de música, había una niña llamada Valentina que siempre parecía estar un paso adelante de Casey. Valentina era talentosa, sí, pero también era competitiva y no dudaba en menospreciar el talento de Casey. Un día, se anunció un importante concurso de canto para jóvenes promesas de la ópera en el Teatro Colón.

Casey sabía que esta era su oportunidad para brillar, pero Valentina también estaba decidida a ganar. La competencia era feroz y las miradas de desdén por parte de Valentina eran constantes.

El día del concurso llegó y ambos nombres fueron anunciados como finalistas. El nerviosismo invadía a Casey mientras se preparaba para salir al escenario.

Antes de salir, cerró los ojos un momento e inhaló profundamente recordando las palabras de aliento que siempre le repetía su abuelita: "Confía en ti misma, querida Casey. Tienes el don necesario para llegar lejos". Al pisar el escenario del majestuoso teatro, algo dentro de Casey cambió.

Dejó atrás sus miedos y dudas y se entregó por completo a la música que amaba. Su voz resonó por todo el teatro con una fuerza arrolladora y una emotividad que tocaba los corazones del público. Al finalizar su actuación, el teatro estalló en aplausos frenéticos y ovaciones interminables.

Incluso Valentina no pudo contenerse ante tal derroche de talento y la felicitó sinceramente. "¡Eres increíble! ¡Nunca había escuchado algo así!", dijo Valentina emocionada. —"Gracias" , respondió Casey con humildad pero firmeza en sus ojos.

Los jueces anunciaron que la ganadora del concurso era... ¡Casey! La pequeña niña que nunca dejó de creer en sí misma a pesar de los obstáculos en su camino. Desde ese día, Casey se convirtió en una estrella ascendente en el mundo de la ópera.

Siempre recordaba las palabras sabias de su abuelita y cómo confiar en uno mismo puede ser la clave para alcanzar cualquier sueño por más imposible que parezca.

Y así fue como Casey demostró al mundo entero que cuando confías plenamente en tus capacidades nada puede detenerte, porque los sueños están ahí para cumplirse si trabajas duro por ellos.

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