Conociendo a Cristiano Ronaldo


Había una vez en un pequeño barrio de Buenos Aires, un niño llamado José Valladares. José era un apasionado del fútbol y su mayor sueño era conocer a su ídolo, Cristiano Ronaldo.

Todos los días después de la escuela, José se juntaba con sus amigos en la plaza para jugar al fútbol. Un día, mientras jugaban en la plaza, sus amigos notaron que José estaba un poco triste.

"¿Qué te pasa, José? ¿Por qué no estás tan entusiasmado como siempre?" -preguntó Martín. José suspiró y respondió: "Es que mi mayor sueño es conocer a Cristiano Ronaldo, pero sé que es algo imposible. "Los amigos de José se miraron entre sí y sonrieron.

"¡No digas eso, José! Si nos proponemos algo juntos, ¡todo es posible!" -exclamó Sofía. Así fue como los amigos de José decidieron ayudarlo a cumplir su sueño.

Comenzaron por ahorrar cada peso que tenían en una alcancía especial para poder comprar entradas para ver a Cristiano Ronaldo jugar en vivo. También practicaban todos los días después de la escuela para mejorar sus habilidades futbolísticas y así llamar la atención de alguna persona que pudiera ayudarlos a conocer al famoso jugador.

El tiempo pasaba y finalmente llegó el día del partido. Los amigos de José lograron conseguir las entradas y estaban emocionados por ver jugar a Cristiano Ronaldo.

Durante el partido, hicieron carteles con mensajes para llamar la atención del jugador portugués. Al finalizar el encuentro, mientras esperaban afuera del estadio con los carteles en mano, algo increíble sucedió.

Un asistente del equipo se acercó a ellos y les preguntó si eran los chicos que querían conocer a Cristiano Ronaldo. "¡Sí! ¡Sí! ¡Somos nosotros!" -gritaban emocionados los amigos de José. El asistente los llevó hasta el vestuario donde se encontraba Cristiano Ronaldo.

Cuando el jugador salió y vio a los chicos con tanto entusiasmo, les dedicó unos minutos para hablar con ellos e incluso les regaló unas camisetas autografiadas. José estaba extasiado de felicidad al poder conocer a su ídolo gracias al apoyo incondicional de sus amigos.

"¡Gracias por nunca rendirse y ayudarme a cumplir mi sueño! ¡Son los mejores amigos que alguien podría desear!" -agradeció emocionado José. Desde ese día, José aprendió que con esfuerzo, perseverancia y el apoyo de quienes lo rodean, cualquier sueño puede hacerse realidad.

Y así siguió disfrutando del fútbol junto a sus leales amigos en aquella pequeña plaza de Buenos Aires donde todo comenzó.

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