Conociendo al Sol



Era un día soleado en el Jardín 4 de Burzaco. Las flores bailaban suavemente al ritmo del viento y las mariposas revoloteaban felices por el patio. En una esquina juguetona, estaban dos amigas, Lila y Mia, sentadas en un tronco de madera, observando el cielo.

"Mia, ¿te has preguntado alguna vez cómo podemos conocer al sol?"- preguntó Lila, con ojos curiosos.

"¡Sí! Es como nuestra gran lámpara del cielo. Pero no sé cómo hablar con él"- respondió Mia, soñadora.

Las dos amigas comenzaron a inventar cómo podrían conocer al sol. Lila sugirió:

"Podríamos hacer una carta y enviársela con un globo. ¡Imagínate!"-

Mia rió y dijo:

"¡Eso sería genial! Pero, ¿qué le pondríamos en la carta?"-

Juntas, se pusieron a pensar en los mensajes que querían enviarle al sol. Al principio, querían agradecerle por darles luz y calor. Pero poco a poco, se dieron cuenta de que había tantas cosas que querían preguntarle: ¿Por qué brilla? ¿Por qué aparece todos los días? ¿Le gusta jugar con las nubes?

Decidieron que la mejor manera de saber más sobre el sol era hacer un gran experimento.

"Vamos a crear un gran mural con dibujos del sol. Después le preguntamos a la seño, ella sabe muchas cosas. Pero antes, necesitamos muchos colores y brillar como el sol"- se emocionó Lila.

Las dos amigas fueron a buscar materiales. Trozos de cartón, pinturas de colores, y hasta algunas lentejuelas. Ellas querían que su mural fuera lo más brillante posible, para que el sol se sintiera querido.

Cuando terminaron, su mural era una explosión de colores. Una gran sonrisa amarilla con ojos radiantes y rayos dorados asomaban desde el papel. Con un guiño cómplice, se acercaron a la maestra.

"Seño, queremos preguntar cosas sobre el sol. ¿Nos podría ayudar?"- pidió Mia.

La seño sonrió, y con una mirada de complicidad, les dijo:

"Claro que sí, chicas. El sol es una estrella muy especial que calienta nuestro planeta y nos da luz. Pero no solo eso, también es muy importante para las plantas y los animales. ¿Qué quieren saber sobre él?"-

Las niñas estaban tan emocionadas. Juntas, empezaron a hacer preguntas sobre la energía del sol, cómo ayudan a que crezcan las plantas y cómo influye en el clima. La seño les explicó que el sol siempre está ahí, incluso cuando no lo vemos por las nubes, y que cada día estaban bajo su influencia.

"Pueden conocer al sol mirando cómo crecen las flores y cómo los días son más largos en verano"- les explicó.

"Eso significa que el sol nos acompaña todo el tiempo, aunque no lo veamos"- razonó Mia, para sí misma.

"Sí, y podemos sentir su calor. ¡Podemos conocerlo sintiendo su energía!"- exclamó Lila, emocionada.

Pero Mia tenía una idea aún más brillante:

"Podemos organizar una fiesta del sol, invitar a nuestros amigos y celebrar todo lo que nos da!"-

Lila asintió con entusiasmo.

"¡Sí! Sería una fiesta temática, cada uno puede venir vestido de amarillo y dorado. Haremos juegos y cantaremos canciones al sol"-

Las amigas no perdieron tiempo y comenzaron a planear su fiesta. Hablaron con sus compañeros para organizarlo todo. Los niños estaban entusiasmados con la idea. El día de la fiesta, el jardín se llenó de risas, colores y buena energía. Todos estaban vestidos de amarillo y dorado, y hasta hicieron una gran ronda para cantar una canción para el sol.

Esa tarde, mientras el sol comenzaba a caer en el horizonte, Lila y Mia se sentaron juntas nuevamente en su tronco, mirando al cielo.

"Creo que el sol se siente feliz con nuestra fiesta. Se nota que brilla más hoy"- dijo Lila, mirando las nubes anaranjadas.

"Sí, y aunque nunca lo podamos conocer de cerquita, siempre estará en nuestras vidas, dándonos luz y energía"- concluyó Mia, con una sonrisa satisfecha.

Y así, las dos amigas aprendieron que conocer al sol no solo era un sueño, sino una realidad que vivían cada día. Desde aquel entonces, cada vez que veían el sol, lo saludaban con una sonrisa y lo sentían como un amigo presente en todas sus aventuras.

FIN.

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