Constanza y la bruja mágica
Constanza era una niña curiosa y aventurera. Le encantaba explorar cada rincón de su casa, descubrir cosas nuevas y dejar volar su imaginación.
Un día, mientras caminaba por el pasillo, algo inesperado sucedió: la hechicera Franchesca apareció de repente frente a ella. Franchesca era una hechicera muy peculiar. Llevaba un sombrero alto y puntiagudo, vestía con túnicas coloridas y siempre tenía una sonrisa en su rostro arrugado.
Aunque al principio Constanza se asustó un poco, pronto sintió curiosidad por esta misteriosa visitante. "¡Hola, pequeña! ¿Cómo te llamas?"- preguntó la hechicera Franchesca con entusiasmo. Constanza titubeó un poco antes de responder:"Soy Constanza. ¿Y tú quién eres?""Soy la hechicera Franchesca.
He venido a enseñarte sobre el maravilloso mundo de la magia"- respondió Franchesca con una chispa traviesa en sus ojos. Constanza no podía creer lo que estaba escuchando. La idea de aprender magia le parecía emocionante e intrigante.
Sin embargo, también sentía cierta aprensión ante lo desconocido. "Pero... ¿por qué quieres enseñarme magia? ¿No es peligroso?"- preguntó Constanza con cautela.
Franchesca rió suavemente antes de responder:"La magia puede ser peligrosa si no se usa correctamente, pero yo estoy aquí para enseñarte cómo usarla responsablemente y para hacer el bien. La magia puede ser una herramienta poderosa para ayudar a los demás y para hacer realidad nuestros sueños". Las palabras de la hechicera resonaron en el corazón de Constanza.
Decidió darle una oportunidad y embarcarse en esta aventura mágica. Durante semanas, Franchesca enseñó a Constanza diferentes trucos y hechizos.
Le mostró cómo usar su imaginación para crear ilusiones, cómo transformar objetos ordinarios en algo extraordinario y cómo utilizar la magia para ayudar a otros. Constanza descubrió que tenía un talento natural para la magia y se emocionaba cada vez que aprendía algo nuevo.
Pero lo más importante era que también aprendió sobre la importancia de ser responsable con sus poderes mágicos. Un día, mientras practicaban un hechizo especial, Franchesca le reveló a Constanza un secreto:"Querida Constanza, tienes el potencial de convertirte en una gran hechicera algún día.
Pero recuerda siempre que el verdadero poder radica en tu corazón. Utiliza tus habilidades mágicas no solo para ti misma, sino también para hacer felices a los demás". Constanza asintió con determinación y prometió seguir ese consejo invaluable. Con el tiempo, Constanza se convirtió en una talentosa hechicera.
Usaba su magia no solo para divertirse o resolver problemas personales, sino también para traer alegría a las personas que la rodeaban. La historia de Constanza se convirtió en leyenda entre los habitantes del pueblo cercano.
Su ejemplo inspiró a muchos niños y niñas a explorar sus propios dones mágicos y a usarlos para hacer el bien. Y así, Constanza y Franchesca continuaron su viaje mágico, aprendiendo juntas y dejando una huella positiva en el mundo.
Porque cuando se combina la magia con el amor y la responsabilidad, los sueños realmente pueden hacerse realidad.
FIN.