Construyendo sueños juntos


Había una vez un niño llamado Marcos que vivía en un pequeño pueblo. Marcos era un niño muy especial, ya que su mayor pasión en el mundo era construir cosas con Legos.

Desde que se despertaba por la mañana hasta que se iba a dormir, siempre estaba pensando en nuevas ideas para crear con sus bloques de colores. Marcos tenía 6 años y estaba en primero de primaria.

Aunque le gustaba ir a la escuela y aprender, lo que realmente esperaba cada día era su clase particular con Claudia, su profesora favorita. Claudia también sentía un gran cariño por Marcos, ya que veía cómo disfrutaba y se emocionaba al construir sus creaciones.

Un día, mientras Marcos jugaba con sus Legos en el patio trasero de su casa, Claudia llegó corriendo emocionada. Había encontrado un anuncio sobre una competencia de construcción con Legos y sabía que Marcos no podía perderse esa oportunidad.

"¡Marcos! ¡Tengo noticias increíbles!", exclamó Claudia mientras se acercaba al niño. "Hay una competencia de Lego este fin de semana y estoy segura de que serías uno de los mejores participantes.

¿Qué te parece si nos inscribimos?"Los ojos de Marcos brillaron de emoción ante la propuesta de su amada profesora. Sin dudarlo un segundo, asintió con entusiasmo. Así fue como Claudia ayudó a Marcos a prepararse para la competencia.

Pasaron horas juntos ideando diseños originales y practicando técnicas avanzadas para impresionar al jurado. Cada tarde después del colegio, se reunían en el salón particular donde Claudia le enseñaba nuevos trucos y estrategias. Finalmente, llegó el día de la competencia.

Marcos se sentía nervioso pero confiado en sus habilidades. Había construido un impresionante castillo con torres altas y detalles minuciosos. Estaba seguro de que su creación destacaría entre las demás.

Cuando llegaron al lugar del evento, se encontraron con una multitud de niños y adultos entusiasmados por participar. Marcos caminó hacia su mesa asignada, donde colocó su creación con orgullo. Sin embargo, al mirar a su alrededor, se dio cuenta de que había muchos otros proyectos espectaculares.

Durante la competencia, los jueces recorrieron cada mesa evaluando las construcciones y tomando notas detalladas. El tiempo pasaba rápidamente y Marcos comenzó a sentirse preocupado. ¿Sería suficiente su castillo para ganar? Finalmente, llegó el momento esperado: la entrega de premios.

Los jueces anunciaron los terceros lugares primero, luego los segundos lugares y finalmente, el primer lugar. Marcos estaba ansioso mientras escuchaba los nombres de los ganadores anteriores ser anunciados.

Pero cuando mencionaron el tercer puesto sin nombrarlo a él ni a su castillo, sintió un poco de decepción. "¡Y ahora... el segundo lugar es para... !", dijo uno de los jueces mientras abría un sobre. "¡Marcos!"El corazón del niño latió más rápido cuando escuchó su nombre.

No había ganado el primer lugar como esperaba, pero estar en el podio era algo increíble para él. Corrió hacia Claudia para abrazarla emocionado mientras ella le sonreía con orgullo. "¡Lo hiciste genial, Marcos!", exclamó Claudia.

"Estoy muy orgullosa de ti. Tener el segundo lugar en una competencia tan grande es un logro maravilloso". Marcos sonrió y asintió, sintiéndose agradecido por tener a Claudia como su profesora y amiga.

Aprendió que lo importante no era siempre ganar, sino disfrutar del proceso y dar lo mejor de sí mismo. Desde ese día, Marcos continuó construyendo increíbles creaciones con sus Legos.

Cada vez que se encontraba frente a un nuevo desafío, recordaba la competencia y cómo había aprendido a valorar su esfuerzo más allá de los premios. Y así, Marcos siguió construyendo sueños con sus bloques de colores mientras Claudia lo acompañaba en cada paso del camino.

Juntos demostraron que la pasión y el apoyo pueden llevarnos lejos en la vida.

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