Construyendo un mundo amoroso sin fronteras
Había una vez en un pequeño pueblo llamado Villa Esperanza, un niño llamado Mateo. Mateo era muy curioso y siempre se preguntaba sobre el mundo que lo rodeaba. Un día, mientras dormía, tuvo un sueño muy extraño.
En su sueño, Mateo se encontraba en un lugar donde no existía Dios. No había iglesias ni personas que creyeran en Él. Todo parecía estar oscuro y triste.
Pero a medida que caminaba por ese extraño lugar, comenzó a notar algo aún más inusual: la gente estaba actuando de manera egoísta y desconsiderada. Mateo veía cómo las personas engañaban a los demás para obtener beneficios personales sin importarles el daño que causaban.
Había falsos profetas que prometían cosas imposibles de cumplir solo para aprovecharse de la inocencia de los demás. La falta de bondad y compasión llenaba el aire. "¿Qué está pasando aquí?" -se preguntó Mateo sorprendido.
Decidió investigar más sobre este extraño mundo sin Dios y decidió hablar con algunas personas para entender mejor lo que estaba ocurriendo. Se acercó a un hombre mayor llamado Don Ernesto, quien parecía ser respetado por todos en el pueblo.
"Disculpe señor Ernesto, pero ¿por qué la gente actúa así? ¿Por qué no hay amor ni bondad?"Don Ernesto suspiró profundamente antes de responder:"Hijo mío, aquí no creemos en Dios ni en nada más allá de nosotros mismos.
Sin una fe fuerte, las personas tienden a pensar solo en sí mismas y olvidan lo importante que es ayudar a los demás. "Mateo quedó sorprendido. No podía creer que la ausencia de Dios pudiera hacer tanto daño a las personas y a su comunidad.
Decidió seguir buscando respuestas y se encontró con una mujer llamada Doña Rosa, quien tenía un pequeño negocio en el pueblo.
"Doña Rosa, ¿por qué la gente aquí es tan egoísta? ¿No les importa lastimar a los demás?"Doña Rosa miró fijamente a Mateo y le respondió:"Querido niño, sin una guía moral sólida como la fe en Dios, algunas personas pueden perderse en el camino. Pero siempre hay esperanza de cambiar.
A veces necesitamos recordarles a los demás lo importante que es ser amables y compasivos". Estas palabras resonaron en el corazón de Mateo. Sabía que tenía que hacer algo para ayudar a su pueblo y mostrarles cómo vivir sin olvidarse del amor hacia los demás.
Decidió organizar un evento comunitario donde todos podrían compartir historias inspiradoras sobre bondad y compasión. Invitó al falso profeta del pueblo para demostrarle que aún existían valores importantes más allá de sus engaños.
Cuando llegó el día del evento, Mateo subió al escenario y habló con valentía:"Queridos vecinos, hoy quiero contarles sobre un sueño que tuve donde no existía Dios. Vi cómo nuestras acciones egoístas nos llevaban por un camino oscuro y triste.
Pero también aprendí algo muy importante: somos capaces de cambiar nuestro destino". La multitud escuchaba atentamente mientras Mateo compartía su sueño y les recordaba la importancia de la bondad y la compasión en sus vidas. El falso profeta, al escuchar estas palabras, sintió remordimiento por sus acciones.
Se disculpó públicamente y prometió cambiar su comportamiento egoísta. A partir de ese día, el pueblo de Villa Esperanza comenzó a trabajar juntos para construir una comunidad más amorosa y solidaria.
Aprendieron que no necesitaban creer en Dios para ser buenos, sino que debían recordar siempre los valores importantes que hacen del mundo un lugar mejor.
Y así, Mateo se convirtió en un símbolo de esperanza para su pueblo y demostró que incluso en un mundo sin Dios, el amor y la bondad pueden prevalecer si todos trabajan juntos. Desde aquel día, Villa Esperanza floreció con sonrisas amables y corazones generosos.
Y Mateo siguió siendo un niño curioso pero ahora sabía que con amor y compasión podía hacer una diferencia en el mundo, sin importar las creencias de cada persona. Fin.
FIN.