Copito, el Regalo de Navidad


Había una vez una familia muy unida que vivía en la ciudad alejada de Llata. Los padres, Valentina, la hermana mayor, y Daniela, la hermana menor, estaban emocionados porque se acercaba la Navidad.

Valentina y Daniela siempre soñaban con tener una mascota, pero sus padres nunca habían estado de acuerdo. Sin embargo, este año iba a ser diferente.

Los padres decidieron darles una sorpresa muy especial: ¡un perrito! Un día antes de Nochebuena, los padres llevaron a Valentina y Daniela a dar un paseo por el parque cercano. Mientras caminaban entre risas y abrazos bajo las luces navideñas brillantes, escucharon un ruido extraño proveniente de unos arbustos. - ¿Qué será ese ruido? -preguntó Valentina con curiosidad.

- No lo sé. Vamos a investigar -respondió su padre. Con mucho cuidado y expectación se acercaron al lugar del ruido.

Cuando apartaron las ramas vieron algo increíble: ¡un pequeño cachorro tembloroso! - ¡Mira mamá! ¡Es un perrito! -exclamó Daniela emocionada. Los ojos del cachorro reflejaban miedo y tristeza mientras movía su cola tímidamente. Era evidente que había sido abandonado allí. Sin pensarlo dos veces, los padres tomaron al cachorro en brazos para protegerlo del frío invierno.

Decidieron llevarlo a casa y darle todo el amor que necesitaba. Cuando llegaron a casa con el nuevo miembro de la familia, Valentina y Daniela no podían contener su emoción.

Le dieron al cachorro un nombre especial: —"Copito" , en honor a la nieve que caía afuera. A medida que los días pasaban, Copito comenzó a confiar en su nueva familia. Jugaba con Valentina y Daniela, quienes se encargaban de cuidarlo y enseñarle trucos divertidos.

Los padres también le dieron mucho amor y atención. La Navidad finalmente llegó y la familia celebró juntos. Cantaron villancicos alrededor del árbol decorado mientras Copito saltaba emocionado de un lado a otro. - ¡Feliz Navidad! -dijo el padre con alegría-.

Estoy muy agradecido por tenerlos a todos aquí y por nuestro nuevo miembro de la familia, Copito. - Sí, papi. Esta es la mejor Navidad de todas -respondió Valentina con una sonrisa radiante.

Daniela asintió con entusiasmo mientras acariciaba el pelaje suave de Copito. Esa noche, mientras todos dormían después de una larga jornada llena de risas y regalos, Valentina tuvo un sueño mágico.

Soñó que Copito hablaba con ella y le decía:- Gracias por rescatarme y darme una casa llena de amor. Ahora soy feliz gracias a ustedes. Valentina despertó sintiéndose aún más conectada con ese pequeño ser animal que ahora formaba parte importante de sus vidas.

Con el paso del tiempo, la familia aprendió muchas cosas junto a Copito: responsabilidad, paciencia, compasión y sobre todo el valor del amor incondicional. Y así, la historia de Copito y su familia se convirtió en un ejemplo para todos.

Nos enseña que incluso en los momentos más oscuros, siempre hay una luz de esperanza y que el verdadero espíritu navideño está en dar amor y recibirlo a cambio.

Desde ese día, la ciudad alejada de Llata vivió una Navidad llena de alegría y bondad gracias a la familia y su querido Copito.

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