Copo, el amigo fiel



Había una vez un niño llamado Tomás que estaba muy triste. No tenía muchos amigos y se sentía solo la mayor parte del tiempo. Un día, mientras caminaba por el parque, encontró a un perro callejero.

El perro era pequeño y flaco, pero tenía unos ojos brillantes y una cola que no dejaba de moverse. Tomás se acercó al perro con cautela. El perro lo miró con curiosidad y luego comenzó a lamerle la mano.

Tomás sonrió por primera vez en mucho tiempo y decidió llevar al perro a casa. "Mamá, ¿puedo quedarme con este perrito?" preguntó Tomás con esperanza en los ojos. "Bueno hijito, si prometes cuidarlo bien" respondió su mamá.

Tomás nombró al perro —"Copo"  porque su pelaje blanco parecía nieve recién caída. Desde ese día en adelante, la vida de Tomás cambió para siempre. Copo resultó ser un compañero leal e inteligente para Tomás.

Juntos exploraron el vecindario y descubrieron lugares nuevos emocionantes como un río secreto donde podían nadar juntos sin preocuparse por nada más. Un día mientras jugaban en el río, Copo salió corriendo detrás de una mariposa que volaba cerca del agua.

De repente escucharon un fuerte rugido seguido de gritos desesperados. Al salir corriendo hacia los gritos encontraron a una niña atrapada entre las ramas del árbol que había caído sobre ella después de una tormenta eléctrica.

"¡Ayuda! ¡Por favor ayuda!" gritaba la niña. Tomás y Copo se acercaron con cautela a la niña. Tomás le preguntó si estaba bien y cómo podían ayudarla.

La niña les explicó que su pierna estaba atrapada debajo del árbol y que no podía moverla. Tomás pensó en lo que haría si fuera él quien estuviera atrapado, así que decidió ir a buscar ayuda mientras Copo se quedaba con la niña para mantenerla acompañada.

"Copo, quédate aquí con ella y asegúrate de que no se sienta sola" dijo Tomás mientras comenzaba a correr hacia el pueblo más cercano. Finalmente encontró un grupo de vecinos dispuestos a ayudar. Volvieron al río donde encontraron a Copo y la niña esperándolos ansiosamente.

"¡Gracias por venir! Necesitamos sacar este árbol de encima de ella" dijo Tomás señalando el árbol caído. Con mucho esfuerzo lograron liberar la pierna de la niña. Luego llamaron una ambulancia para llevarla al hospital donde fue atendida inmediatamente.

"¡Gracias chicos! Si no hubieran venido en mi rescate quién sabe cuánto tiempo habría estado ahí abajo" exclamó emocionada la niña. Tomás volvió a casa esa noche sintiéndose más feliz y realizado de lo que había sentido en mucho tiempo.

Había encontrado un amigo verdadero en Copo quien le había enseñado el valor de tener compañía y haber hecho algo bueno por alguien más.

"Creo que nunca volveré a sentirme solo otra vez" pensó Tomás mientras se acurrucaba para dormir con Copo a su lado. Desde ese día en adelante, Tomás y Copo siguieron teniendo aventuras juntos y encontrando nuevas formas de ayudar a los demás. Y así, el niño que estaba triste encontró la felicidad junto a su amigo perruno.

FIN.

Dirección del Cuentito copiada!