Coral y la Bruja Sari



Había una vez en un pequeño pueblo, una niña llamada Coral. Era conocida por su inteligencia y su sentido del humor, siempre buscaba formas de ayudar a sus amigos. Un día, decidió dar un paseo por el bosque, un lugar lleno de árboles altos y flores coloridas. Mientras paseaba, se sintió inspirada por la naturaleza y pensó en muchas ideas divertidas para ayudar a sus amigos.

Pero de repente, se encontró con una bruja llamada Sari, quien parecía un poco extraña con su larga capa negra y su sombrero puntiagudo. Sari estaba en un claro del bosque, rodeada de polvo de hadas y frascos con extrañas pociones.

"Hola, niña, ¿qué haces por aquí?" - preguntó Sari con una voz melódica pero un poco sombría.

"Hola, señora bruja. Estoy pensando en algunas ideas para ayudar a mis amigos. Me encanta hacer cosas divertidas para ellos." - respondió Coral con una sonrisa.

Sari frunció el ceño.

"¿Ideas? Hmm, eso me recuerda que estoy muy ocupada quitando buenas ideas de este bosque. ¡No puedo permitir que los niños se diviertan!" - dijo Sari, lanzando un hechizo con un movimiento de su varita.

Coral sintió que una nube de tristeza la envolvía. Era muy importante para ella ayudar a los demás, pero ¿cómo podría hacerlo si las ideas se esfumaban?"¿Por qué quitar las ideas de los demás?" - preguntó Coral, intentando entender a la bruja.

"Porque a veces, los niños piensan que pueden hacer todo solos. No entienden que hacer cosas divertidas puede ser una pesada responsabilidad..." - Sari contestó, cruzando los brazos.

Coral pensó que quizás la bruja estaba un poco malhumorada. Decidió intentar ayudarla a ver las cosas de otra manera.

"Sari, ¿qué tal si trabajamos juntas? Tal vez puedas usar esas buenas ideas para hacer algo genial. Yo te enseño a ayudarlas a encontrar su camino, y tú me enseñas lo que sabes sobre magia. ¡Podríamos hacer que todos en el bosque sean felices!" - propuso Coral entusiasmada.

Sari se sorprendió por la respuesta de Coral. Nadie jamás le había hablado así.

"Hmm, eso suena intrigante. Nunca he tenido a alguien tratar de ayudarme", admitió Sari, empezando a sonreír. "Pero, ¿cómo podemos ayudar a los demás juntos?"

Coral brillaba de emoción. Juntas comenzaron a crear ideas maravillosas. Coral pensó en un concurso de arte donde los niños pudieran mostrar su creatividad, y Sari pensó en un festival de cuentos donde cada niño podría contar su historia preferida.

"No puedo quitar ideas de un lugar donde hay trabajo en equipo. ¡Esto es mágico!" - exclamó Sari, mientras el brillo de su varita se iluminaba.

Las dos se dieron cuenta de que juntas podían hacer muchas más cosas que solas. La tristeza de Coral se disipó y Sari se sintió feliz por primera vez desde que alguna vez había dejado de ayudar.

Con el paso de los días, Coral y Sari comenzaron a organizar actividades en el bosque. Pronto, otros niños vinieron a participar, trayendo sus propias ideas y sonrisas. La bruja Sari incluso abrió su propia tienda de dulces mágicos, donde cada golosina contenía una idea brillante que los niños podían compartir y crear.

"Nunca pensé que ayudar a otros podría ser tan divertido. Estaba equivocada al pensar que debía quitarles sus ideas", murmuró Sari a Coral un día mientras observaban a los niños reír y jugar.

"A veces, es bueno cambiar de perspectiva y aprender de los demás", respondió Coral, feliz de ver cómo la bruja se había transformado.

Desde entonces, Coral y Sari siguieron trabajando juntas, ayudando a muchos en el pueblo y fomentando la creatividad. Aprendieron que las ideas pueden multiplicarse cuando se comparten y que la alegría está en ayudar a los demás. La amistad floreció en el bosque, llenando el aire con risas y magia.

Así, Coral y la bruja Sari se convirtieron en un gran equipo, demostrando que no importa cuán oscuro parezca el camino, siempre hay una luz si trabajamos juntos. Y así, el bosque se volvió un lugar de felicidad y creatividad.

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FIN.

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