Corazón de atleta
Érase una vez en un pequeño pueblo llamado Villa Esperanza, vivía un niño llamado Mateo. Desde muy chico, Mateo soñaba con ser un corredor famoso y competir en carreras alrededor del mundo.
Sin embargo, había algo que lo diferenciaba de los demás niños: Mateo tenía una discapacidad en su pierna derecha que le dificultaba caminar correctamente.
A pesar de su condición, Mateo no se dejaba vencer por las adversidades y todos los días practicaba correr en el parque cercano a su casa. Su madre, Lucía, siempre lo animaba y le recordaba que con esfuerzo y determinación podría lograr cualquier cosa que se propusiera.
Un día, mientras corría por el parque, Mateo escuchó a lo lejos la risa burlona de unos niños que se mofaban de él por su forma de correr. Aunque sintió tristeza en un primer momento, decidió demostrarles a todos que él también podía ser un gran corredor.
Determinado a alcanzar su sueño, Mateo buscó la ayuda de Don Carlos, un antiguo corredor retirado que vivía en el pueblo. Don Carlos aceptó entrenarlo y juntos comenzaron a trabajar duro para mejorar la técnica de carrera de Mateo.
Los días pasaban y Mateo notaba mejoras significativas en su desempeño. Estaba más rápido y fuerte que nunca antes. Finalmente llegó el día de la gran carrera anual del pueblo donde participaban corredores de todas partes.
"Vamos Mateo, confío en ti", dijo Don Carlos antes de comenzar la carrera. Con el corazón lleno de determinación, Mateo se colocó en la línea de partida junto a los demás corredores. La señal sonó y todos salieron disparados hacia la meta.
A pesar de estar detrás al principio, Mateo no se rindió y siguió adelante con valentía. Con cada zancada sentía cómo todo su esfuerzo daba frutos. Los espectadores empezaron a animarlo al ver su fuerza interior reflejada en cada paso que daba.
Y así, contra todo pronóstico, cruzó la meta en primer lugar entre aplausos y vítores del público. Mateo había logrado cumplir su sueño gracias a su perseverancia y al apoyo incondicional de quienes creían en él.
Desde ese día se convirtió en un ejemplo para todos los niños del pueblo: demostrando que no importa cuáles sean tus limitaciones físicas si tienes una voluntad inquebrantable para alcanzar tus metas.
Y así termina esta historia inspiradora sobre cómo un niño discapacitado logró convertirse en un verdadero campeón gracias a su fuerza interior y al amor incondicional hacia aquello que más deseaba: correr sin límites hacia sus sueños.
FIN.