Cristóbal y el Tiranosaurio Rex



Cristóbal era un niño de 3 años que adoraba a los dinosaurios, especialmente al temible tiranosaurio rex. Todos los días, se levantaba temprano y corría hacia su habitación, donde tenía su colección de juguetes de dinosaurios.

Pasaba horas jugando e imaginando que exploraba el mundo de estos gigantes prehistóricos. Un día, mientras caminaba por el parque con su madre, encontró una extraña piedra brillante.

Al tomarla en sus manos, sintió un cosquilleo y de repente se encontró en la época de los dinosaurios. Ante él, se erguía un imponente tiranosaurio rex. A pesar del miedo inicial, Cristóbal recordó todo lo que sabía sobre estos animales y decidió acercarse al tiranosaurio rex con valentía.

-Hola, señor tiranosaurio, soy Cristóbal, ¿cómo estás? –saludó el niño. El dinosaurio lo miró con curiosidad y sorpresa. -¿Cómo es posible que un niño hable mi idioma? –se preguntó el tiranosaurio. Cristóbal decidió enseñarle algunas palabras simples y se hicieron amigos.

Juntos, exploraron el mundo de los dinosaurios, aprendiendo sobre su dieta, su forma de vida y su comportamiento. Cristóbal descubrió que, a pesar de su ferocidad, el tiranosaurio rex también tenía sus momentos tiernos y juguetones.

Finalmente, llegó el momento de regresar a casa, y con un abrazo de despedida, Cristóbal volvió a su época.

Aunque extrañaba al tiranosaurio rex, sabía que siempre tendría un amigo en su corazón, y a partir de ese día, continuó su amor por los dinosaurios transmitiendo todo lo que había aprendido a sus amigos y familiares.

FIN.

Dirección del Cuentito copiada!