Cuando Julieta llegó al mundo



Había una vez, en un pequeño pueblo lleno de flores y árboles, donde la gente siempre sonreía, una niña llamada Julieta. Desde que nació, Julieta tenía una curiosidad inmensa por todo lo que la rodeaba. Un día, mientras exploraba su jardín, se encontró con un pequeño bicho en una hoja.

"¡Hola, pequeño amigo! ¿Qué haces aquí?" - le dijo Julieta con su voz suave.

El insecto, que en realidad era una mariquita, alzó su mirada llena de ojos brillantes y respondió:

"Estoy buscando un lugar para descansar, pero el viento me ha llevado a este jardín."

Julieta, siempre solidaria, le ofreció un lugar especial.

"Ven, aquí hay una flor perfecta. ¡Te quedará muy bien ahí!"

La mariquita, feliz, se posó en la flor. Desde ese día, se hicieron grandes amigos.

Una tarde, decidieron volar juntos a visitar a los otros insectos del bosque. Al llegar, se encontraron con una mariposa que parecía triste.

"¿Qué te pasa?" - preguntó Julieta.

"He perdido mis colores. Sin ellos me siento muy aburrida."

Julieta, pensando en cómo ayudarla, recordó lo colorido de su propio jardín.

"¡Vamos a buscar los colores! ¿Oís? ¡Seguro que los encontraremos juntos!"

Así, Julieta, la mariquita y la mariposa se adentraron en el bosque. Se encontraron con un grupo de abejas que estaban recolectando polen.

"¿Podrían ayudarnos?" - pidió Julieta.

"Estamos buscando colores para nuestra amiga la mariposa, que los ha perdido."

Las abejas, con generoso espíritu, compartieron polvo de polen con muchos colores.

"¡Usa esto!" - dijeron felices.

"Con un poco de trabajo en equipo, ¡todos podemos ayudarnos!"

Julieta comenzó a mezclar el polen en una pequeña charquita de agua.

"¡Esto va a ser como una pintura!" - exclamó emocionada.

Entonces, la mariposa se sumergió suavemente en el agua de colores, y poco a poco, sus alas comenzaron a brillar con un arcoíris radiante.

"¡Estoy tan feliz! Gracias, amigos. Son los mejores."

Pero justo cuando todo parecía perfecto, una fuerte ráfaga de viento sopló y arrastró a la mariposa.

"¡Nooo!" - gritó Julieta.

La mariquita y Julieta fueron tras ella, pero el viento no daba tregua. Entonces Julieta tuvo una brillante idea.

"¡Los árboles! Si nos subimos a las ramas, tal vez podamos alcanzarla."

Ambas corrieron hacia el árbol más cercano y comenzaron a escalar. Julieta, con su valentía, alcanzó la altura necesaria y desde allí pudo ver a la mariposa atrapada en una telaraña.

"¡Sujétate, mariposa! Voy a ayudarte a salir."

Con mucho cuidado, Julieta extendió su mano y, con la ayuda de la mariquita, logró liberar a su amiga.

"Sos una verdadera heroína, Julieta. Gracias a vos estoy a salvo."

Julieta, sonriendo, miró a sus amigos y les dijo:

"Cuando trabajamos en equipo, ¡podemos lograr cualquier cosa!"

El viento dejó de soplar y juntos regresaron a casa. Desde ese día, Julieta aprendió que la amistad y el trabajo en equipo son los verdaderos colores de la vida. Y así confió en que podía enfrentar cualquier desafío.

Y la mariposa, siempre al lado de su amiga, se convirtió en su compañera de aventuras. Juntos iluminaron el mundo con sus risas y colores, llevando alegría a cada rincón del bosque.

Y así, cuando Julieta llegó al mundo, también trajo consigo una lección valiosa: cada uno tiene algo especial que ofrecer, y cuando unimos fuerzas, podemos crear magia.

Fin.

FIN.

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