¡Cuidado con tu cuerpo!



Había una vez en el centro comunitario "Pequeños Gigantes", un grupo de niños y niñas muy curiosos que querían conocer las partes de su cuerpo.

Querían saber cómo funcionaban sus articulaciones, músculos y huesos para poder moverse mejor y jugar sin lastimarse. Un día, la maestra Lucía llegó con una caja llena de modelos anatómicos del cuerpo humano. Los niños corrieron hacia ella emocionados, ansiosos por aprender. - ¡Qué interesante! -exclamó Tomás mientras sostenía un modelo del brazo-.

¿Cómo se llama esta parte? - Eso es el codo -respondió la maestra Lucía-. Es la articulación que une el brazo con el antebrazo.

Los niños tocaron cada modelo y aprendieron los nombres de las diferentes partes de su cuerpo. Pero querían más. - Maestra Lucía, ¿cómo podemos aprender a movernos mejor? -preguntó Sofi. La maestra sonrió y les dijo que tenían que hacer ejercicios para fortalecer sus músculos.

Así podrían saltar más alto, correr más rápido y jugar durante más tiempo sin cansarse tanto. Los niños comenzaron a hacer ejercicios juntos: flexiones de brazos, sentadillas, estiramientos... Al principio les costaba mucho trabajo pero poco a poco fueron mejorando.

En una tarde calurosa decidieron jugar al fútbol en el parque cercano. Santiago recibió un pase largo cerca del área rival y decidió intentar un remate al arco contrario. Cuando levantó su pierna derecha para patear sintió un dolor agudo en la rodilla.

- ¡Ay, me duele mucho! -gritó Santiago mientras se tomaba la rodilla. Los demás niños corrieron hacia él preocupados. La maestra Lucía también llegó y le preguntó qué había pasado.

- No lo sé, solo sentí un dolor muy fuerte al patear -dijo Santiago con lágrimas en los ojos. La maestra examinó su rodilla y notó que estaba hinchada. Decidió llamar a la ambulancia para llevarlo al hospital.

Los demás niños estaban tristes por haber perdido a su compañero de juego pero sabían que era importante cuidarlo. Después de unos días en el hospital, Santiago volvió al centro comunitario con una muleta y una sonrisa en su rostro.

La maestra Lucía les explicó a los demás niños que Santiago había sufrido una lesión en la rodilla porque no había calentado adecuadamente antes del partido de fútbol. - Pero no te preocupes, Santiago -dijo la maestra-.

Con terapia física y ejercicios podrás recuperarte pronto y volver a jugar con tus amigos. Los niños aprendieron una valiosa lección: es importante conocer las partes de nuestro cuerpo para poder cuidarlo mejor y evitar lesiones innecesarias.

También aprendieron que debían calentar adecuadamente antes de hacer ejercicio para evitar lesiones musculares o articulares. Desde ese día, los pequeños gigantes continuaron aprendiendo sobre el cuerpo humano y haciendo ejercicios juntos para fortalecer sus músculos y huesos.

Y aunque extrañaban mucho a Santiago, sabían que él estaría pronto jugando con ellos otra vez gracias a su recuperación física y a los cuidados que había aprendido.

FIN.

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