Cuidando con ternura


Había una vez una linda familia compuesta por Mamá, un hermoso bebé de 3 años y un perrito llamado Chispas. Mamá era muy amorosa y siempre cuidaba de su bebé con mucho cariño.

Pero un día, Mamá tuvo que ir al hospital porque necesitaba una cirugía en su abdomen. El bebé no entendía muy bien lo que estaba pasando, pero sabía que algo no estaba bien.

Veía a Mamá preocupada y triste, y eso le hacía sentir triste también. El día de la operación llegó y el bebé se quedó en casa con su abuelita mientras Papá acompañaba a Mamá al hospital. Los días pasaron y el bebé extrañaba mucho a Mamá.

Quería jugar con ella, escuchar sus cuentos antes de dormir y recibir sus besitos de buenas noches. Pero sabía que tenía que esperar a que ella se recuperara para poder volver a disfrutar de esos momentos especiales juntos.

Mientras tanto, el bebé aprendió muchas cosas nuevas junto a su abuelita. Ella le enseñó canciones divertidas, le contó historias maravillosas y juntos hicieron manualidades creativas. También salían al parque todos los días para jugar con otros niños.

Un día, cuando estaban en el parque jugando con Chispas, el perrito corrió hacia un árbol grande y empezó a ladrar emocionado. El bebé fue tras él curioso por saber qué había encontrado Chispas allí arriba.

Cuando llegaron al árbol, vieron algo sorprendente: ¡un nido lleno de pollitos! Eran pequeños pajaritos de diferentes colores y tamaños. El bebé estaba fascinado con ellos y quería cuidarlos como Mamá lo cuidaba a él.

Decidió construir un pequeño refugio para los pollitos en su jardín, usando cajas de cartón y ramas. También buscó semillas para alimentarlos y agua fresca para que bebieran. Cada día, el bebé visitaba a los pollitos, les cantaba canciones y les daba mucho amor.

Mientras tanto, en el hospital, Mamá se estaba recuperando poco a poco. Extrañaba mucho a su bebé y deseaba estar junto a él nuevamente. Papá le contaba todas las cosas maravillosas que el bebé había hecho mientras ella estuvo ausente.

Un día, cuando finalmente recibió el alta médica, Mamá regresó a casa llena de alegría. Al entrar por la puerta, fue recibida por una sorpresa muy especial: el bebé la esperaba con una sonrisa enorme y llevándola hacia el jardín.

Allí encontraron el refugio que había construido para los pollitos. Los pajaritos habían crecido fuertes y sanos gracias al amor del bebé. Mamá se emocionó al ver lo dedicado que había sido su hijo mientras ella estuvo enferma.

Desde ese día, la familia decidió cuidar siempre de los animales necesitados. Juntos adoptaron más mascotas rescatadas y ayudaban en un refugio local de animales perdidos.

El bebé aprendió muchas lecciones importantes durante este tiempo difícil: que todos debemos ser pacientes cuando alguien está enfermo o herido; que podemos encontrar felicidad ayudando a otros seres vivos; y que el amor y la unión familiar pueden superar cualquier obstáculo.

Así, Mamá, Papá, el bebé y Chispas vivieron felices y agradecidos por tenerse los unos a los otros. Y siempre recordaron aquellos días en los que descubrieron el poder del amor y la compasión.

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