Cultivando paciencia y perseverancia



Había una vez una niña llamada Helena, a quien le encantaba ir al jardín de infantes. Desde que era muy pequeña, disfrutaba jugando con sus amigos, aprendiendo cosas nuevas y descubriendo el mundo que la rodeaba.

Un día, cuando llegó al jardín de infantes, la maestra les dijo a los niños que iban a tener un proyecto especial: plantar semillas y cuidarlas hasta que crecieran.

A Helena le emocionó mucho la idea y decidió poner todo su empeño en ello. - ¡Qué lindas van a quedar nuestras plantitas! -exclamó Helena entusiasmada. Durante las siguientes semanas, Helena regaba su planta todos los días, le cantaba canciones para animarla a crecer y le contaba secretos para hacerla sentir querida.

Pero un día, notó que su planta no estaba tan verde como las de sus compañeros. Se sintió triste y preocupada.

- ¿Qué pasa con mi plantita? ¿Por qué no crece como las demás? -se preguntaba Helena con lágrimas en los ojos. La maestra se acercó a ella y le explicó que cada planta tiene su propio ritmo de crecimiento, pero lo importante es cuidarla con cariño y paciencia.

Le recordó que todas las plantas son especiales a su manera. Helena decidió seguir el consejo de la maestra y continuó cuidando su planta con amor y dedicación. Poco a poco, empezaron a verse cambios: hojas verdes aparecieron en sus tallos y brotes nuevos asomaron por la tierra.

- ¡Mira, mi planta está creciendo! -gritó Helena emocionada mientras saltaba de alegría. Al final del proyecto, todas las plantas estaban hermosas y saludables.

La maestra felicitó a los niños por su trabajo en equipo y les recordó lo importante que es ser pacientes y perseverantes para lograr grandes cosas en la vida.

Helena aprendió una valiosa lección ese día: no importa si uno tarda más en crecer o alcanzar sus metas; lo fundamental es nunca rendirse y seguir adelante con determinación. Con esa enseñanza en el corazón, Helena siguió disfrutando cada día en el jardín de infantes, sabiendo que siempre podía enfrentar cualquier desafío con optimismo y amor.

FIN.

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