Cumpleaños en la nieve
Malena y Brunella eran dos amigas inseparables que tenían algo en común: cumplían años en el mes de junio, justo cuando el invierno empezaba a hacerse sentir en su ciudad. Desde muy pequeñas, las dos niñas habían soñado con tener un cumpleaños diferente, lejos de las típicas fiestas de verano. Y es que a Malena y Brunella les encantaba la nieve. Anhelaban celebrar su cumpleaños rodeadas de montañas blancas y paisajes invernales.
Un año, cuando Malena cumplió 7 años y Brunella cumplió 8, sus padres decidieron hacer realidad ese deseo. Organizaron un viaje sorpresa a un precioso pueblo de montaña donde la nieve siempre estaba presente. La emoción de las niñas no tenía límites, y el día de su cumpleaños partieron rumbo a su aventura invernal. -“¡No puedo creerlo, Brunella! ¡Vamos a tener el mejor cumpleaños de la historia! ”, exclamó Malena emocionada.-“Sí, Malena, va a ser genial. ¡Mira cuánta nieve hay! ”, respondió Brunella con una sonrisa.
Al llegar al pueblo, descubrieron que su estadía sería en una cabaña acogedora, rodeada de árboles cubiertos de nieve y con una vista impresionante de las montañas. Las niñas no podían contener su emoción, y pronto salieron a jugar en la nieve. Construyeron un muñeco de nieve, tuvieron una épica batalla de bolas de nieve e incluso se aventuraron a deslizarse por las colinas con trineos improvisados. La nieve era su mejor regalo de cumpleaños.
La tarde caía lentamente, y las niñas regresaron a la cabaña para encontrarse con una sorpresa aún más grande: una torta de cumpleaños decorada con copos de nieve y velas brillantes. -“¡Es perfecta! ¡Gracias, gracias, gracias! ”, exclamaron Malena y Brunella abrazando a sus padres. Juntos celebraron, cantaron, rieron y se divirtieron. La magia de la nieve había convertido aquel cumpleaños en algo realmente especial.
Esa noche, acurrucadas bajo sus mantas, Malena y Brunella se dieron cuenta de que la nieve había hecho de su deseo una realidad, y de que su cumpleaños en la nieve sería un recuerdo para toda la vida. Despertaron al día siguiente con el sol brillando sobre la nieve, y supieron que siempre llevarían consigo la alegría de ese cumpleaños tan especial.
A partir de entonces, Malena y Brunella comprendieron que los sueños pueden hacerse realidad si uno cree en ellos y trabaja para hacerlos realidad. Aprendieron que la magia no está necesariamente en los regalos materiales, sino en los momentos compartidos con las personas que más quieren. Y sobre todo, comprendieron que la nieve, con su blancura y su brillo, les había regalado la celebración de cumpleaños más maravillosa que jamás habrían imaginado.
Y así, Malena y Brunella guardaron en sus corazones aquel cumpleaños en la nieve como un tesoro invaluable, recordándoles que siempre podemos encontrar la felicidad donde menos lo esperamos.
FIN.