Dafne y su jardín de emociones



Había una vez una niña llamada Dafne que asistía a un jardín de infantes. A pesar de ser muy inteligente y tener muchos amigos, había algo que la hacía sentir mal: no sabía manejar sus emociones.

Cada vez que algo no salía como ella quería o alguien la molestaba, Dafne se enojaba muchísimo y terminaba peleando con los demás niños del jardín. Sus maestros intentaban ayudarla a controlarse, pero parecía que nada funcionaba.

Un día, mientras jugaba en el patio del jardín, Dafne notó que un grupo de niños estaba haciendo un castillo de arena muy grande.

Ella quería unirse al juego, pero cuando se acercó para preguntar si podía jugar también, uno de los niños le dijo —"no"  y se burló de ella por su vestido rosa. Dafne sintió cómo su ira comenzaba a crecer dentro de ella. Quería gritarle al niño y pegarle por haberla tratado mal.

Pero entonces recordó algo que su abuela le había dicho: "siempre hay una manera mejor de manejar las situaciones difíciles". La niña respiró profundamente tres veces y cerró los ojos. Imaginó una nube blanca rodeándola y calmándola poco a poco.

Cuando abrió los ojos nuevamente, se dio cuenta de que el niño ya no estaba ahí. En cambio, otro niño más pequeño estaba llorando porque alguien había pisado su castillo sin querer.

Dafne decidió acercarse a él para ayudarlo a reconstruirlo y hacerlo aún mejor. "¿Quieres ayuda para hacer un castillo aún más grande y hermoso?", le preguntó Dafne al niño. "¡Sí, por favor!", respondió el niño con una gran sonrisa.

Juntos, los dos niños comenzaron a construir el castillo más grande que se había visto en el jardín. Todos los demás niños se acercaban para verlo y felicitarlos por su trabajo en equipo. Desde ese día, Dafne aprendió que hay maneras mejores de manejar sus emociones.

En lugar de pelear y gritar, podía respirar profundo y encontrar soluciones creativas a las situaciones difíciles. Y así fue como se convirtió en la mejor amiga de todos los niños del jardín.

FIN.

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