DaiaNA y el Gato Gris



Era un hermoso día en el pequeño pueblo de Villamañana, donde vivía una niña llamada DaiaNA. DaiaNA era curiosa y le encantaba explorar su entorno. Un día, mientras jugaba en el jardín de su casa, notó algo moverse entre los arbustos. Con un poco de temor pero mucha curiosidad, se acercó y, para su sorpresa, encontró a un gato gris con ojos brillantes como estrellas.

- '¡Hola! ¿Cómo te llamás?' - preguntó DaiaNA, agachándose para observarlo mejor.

- 'Me llamo Nube. ¿Y vos?' - respondió el gato, estirando su patita como si saludara.

- 'Soy DaiaNA. ¿Qué haces aquí?' - dijo la niña, maravillada de que un gato le hablara.

- 'Busco un lugar donde pueda jugar y ser libre. Pero aquí, todos me miran extraño' - murmulló Nube, bajando la mirada.

DaiaNA sintió una punzada en el corazón al ver al gato triste. Entonces, con una gran sonrisa, le ofreció su amistad.

- '¡No te preocupes! ¡Podemos jugar juntos! Te llevaré a descubrir lugares divertidos en el pueblo.' - exclamó DaiaNA emocionada.

Los dos se hicieron grandes amigos y exploraron todos los rincones de Villamañana. Desde el arroyo donde los peces nadaban felices, hasta el parque donde los niños reían y jugaban. Sin embargo, cada vez que se cruzaban con otros gatos o perros del vecindario, Nube se apartaba, temiendo que no lo aceptaran.

Un día, mientras jugaban a las escondidas, Nube se escondió detrás de un árbol y escuchó a unos gatos hablando.

- '¿Vieron al gato gris? Es raro y no juega con nadie' - dijo uno de ellos.

- 'Sí, nadie lo quiere, se ve solitario' - agregó otro.

Nube sintió que su corazón se rompía al oír esas palabras. Se unió a DaiaNA con la cabeza gacha y la voz temblorosa.

- 'DaiaNA, creo que nunca seré parte de este lugar. No encajo aquí.' - dijo el gato tristemente.

DaiaNA pensó por un momento y luego sonrió con determinación.

- '¡Nube! No necesitas encajar en lo que otros piensan. Eres especial tal y como sos. ¿Qué tal si organizamos un gran juego en el parque y todos están invitados? Así podrán conocerte mejor.' - sugirió la niña.

- 'Pero, ¿y si no quieren jugar conmigo?' - cuestionó Nube con miedo.

- 'Tendrás que intentarlo. ¡Ven, será divertido!' - alentó DaiaNA.

Con un poco de nervios, Nube aceptó la propuesta. Juntos, pasaron la semana preparando un gran juego en el parque. Hicieron carteles, juntaron juguetes y compartieron su idea con todos los niños del pueblo.

El día del juego, DaiaNA y Nube estaban llenos de emoción. Cuando llegaron los niños, algunos miraron a Nube un poco extrañados, pero DaiaNA se acercó a ellos.

- '¡Hola a todos! Este es Nube, y es un gato genial. ¡Vamos a jugar juntos!' - gritó DaiaNA.

Al principio, los niños vacilaron, pero Nube, haciendo acrobacias sobre una pelota, les mostró lo divertido que podía ser. Poco a poco, comenzaron a acercarse y a unirse a la diversión. Nube brillaba de alegría mientras corría y jugaba con todos.

Al final del día, todos los niños del pueblo aplaudieron y abrazaron a Nube.

- '¡Eres el mejor gato que conocimos!' - exclamó uno de los niños.

- '¡Sí, ven a jugar con nosotros siempre!' - agregó otro.

Desde ese día, Nube no solo se convirtió en el gato del barrio, sino en el héroe del juego. DaiaNA lo había ayudado a encontrar su lugar.

- 'Gracias, DaiaNA. No sé qué haría sin tu ayuda' - le dijo Nube, con lágrimas de felicidad en sus ojos.

- 'Siempre estaré aquí para vos, Nube. Todos somos diferentes, y eso es lo que nos hace especiales.' - respondió DaiaNA, dándole un fuerte abrazo.

A partir de entonces, DaiaNA y Nube siguieron explorando juntos, aprendiendo que la diversidad en cualquier grupo hace que la vida sea más colorida y divertida. Y así, el gato gris encontró no solo un hogar, sino también una familia en Villamañana.

Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.

FIN.

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