Dana y la misión del arcoíris



Había una vez en un pequeño pueblo llamado Pueblito Alegre, una niña llamada Dana. Dana era conocida por ser la más amable y cariñosa de todo el lugar.

Siempre tenía una sonrisa en su rostro y unas palabras dulces para todos los que se cruzaban en su camino. Pero lo que más le apasionaba a Dana eran las estrellas. Desde pequeña, miraba al cielo todas las noches maravillada por su brillo y misterio.

Soñaba con poder tocarlas y descubrir todos sus secretos. Un día, mientras paseaba por el bosque cercano a su casa, Dana encontró a una hada diminuta llorando junto a un arcoíris que se desvanecía lentamente.

"¿Qué te pasa, hadita?" preguntó Dana con ternura. La hada levantó la cabeza sorprendida de ver a alguien tan compasivo y respondió entre sollozos:"El arcoíris está perdiendo sus colores porque hay tristeza en el mundo. Necesitamos alegría y bondad para que vuelva a brillar.

"Dana sintió un nudo en la garganta al escuchar esto. Decidió entonces emprender un viaje para traer alegría a todos los corazones del pueblo y así devolverle los colores al arcoíris.

Durante su travesía, ayudó a ancianos cruzar la calle, compartió juguetes con niños necesitados, regaló abrazos a quien los necesitaba y sembró flores por doquier. Cada acto de bondad iba iluminando el camino de Dana como si fueran estrellas guiándola hacia su objetivo.

Finalmente, después de días llenos de amor y solidaridad, Dana regresó al bosque donde había encontrado al hada. Para su sorpresa, el arcoíris brillaba con intensidad y sus colores danzaban en el cielo como nunca antes.

La hadita apareció frente a ella con una amplia sonrisa:"¡Gracias, querida Dana! Tu noble corazón ha logrado lo imposible: has llenado el mundo de alegría y amor. "Dana sintió una felicidad indescriptible al ver el resplandor del arcoíris gracias a sus buenas acciones.

Comprendió entonces que cada gesto amable tiene un impacto positivo en todo lo que nos rodea.

Desde aquel día, Dana siguió siendo la niña más amable del pueblo, inspirando a otros con su luz interior y recordándoles que siempre hay algo bueno por hacer para hacer brillar las estrellas como un arcoíris en nuestras vidas. Y así fue como Pueblito Alegre se convirtió en un lugar donde la bondad reinaba para siempre jamás.

FIN.

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