Dani y el Dragón de Deseos



Érase una vez en un pequeño pueblo llamado Dálmata, donde vivía un niño llamado Dani. Dani tenía una discapacidad que le hacía moverse un poco más despacio que sus amigos, pero siempre tenía una sonrisa en su rostro y una gran imaginación.

Un día, mientras Dani paseaba por el bosque cercano, se encontró con un lugar que nunca había visto antes. Era un claro lleno de flores de todos los colores, y en el centro había una gran piedra en forma de dragón. Al acercarse, la piedra comenzó a brillar y, para su sorpresa, ¡el dragón se despertó!"¡Hola, Dani! Soy el Dragón de Deseos. ¿Qué deseas?" dijo el dragón con una voz profunda pero amistosa.

Dani, maravillado, respondió: "¡Quiero poder jugar como mis amigos!"

El dragón sonrió y dijo: "Te concederé ese deseo, pero tendrás que demostrarme que eres valiente y creativo."

Dani pensó un momento y luego exclamó: "¡Acepto el desafío!"

"Perfecto, aquí va el primer reto. Debes ayudar a salvar a una pequeña ardilla que está atrapada en un árbol alto. ¿Te atreves?" preguntó el dragón.

Dani miró hacia arriba y vio a la ardilla temblando en una rama. "Sí, puedo hacerlo!"

Con determinación, decidió que podía escalar una pequeña colina cercana para buscar un palo largo que lo ayudara a llegar a la ardilla. Con mucho esfuerzo, logró empujar el palo hacia el árbol.

"¡Agárrate!" le gritó a la ardilla. "¡Yo te ayudaré!"

La ardilla comprendió y se aferró al palo mientras Dani la guiaba hacia el suelo. Con un esfuerzo final, la ardilla saltó a un lugar seguro. "¡Gracias, Dani! Eres muy valiente!" gritó la ardilla.

"¡Lo logré!" exclamó Dani con una gran sonrisa.

"Buena elección, Dani. Ahora vamos al siguiente reto. Debes encontrar el camino hacia la cueva secreta de la creatividad. Allí encontrarás algo especial para ti. Ten cuidado, porque hay mucha niebla y puede ser confuso."

Dani se sintió un poco nervioso, pero estaba decidido. Caminó hacia la cueva, usando su imaginación para pensar en diferentes caminos que podría tomar. Observó algunos pájaros que volaban y decidió seguir su dirección, pensando que podrían guiarlo.

Después de un rato, encontró la entrada de la cueva. Dentro, todo estaba cubierto de brillantes piedras de colores. En el centro había un gran libro con páginas en blanco.

"Este es el Libro de los Deseos. ¡Puedes llenarlo con tus deseos y sueños!" le explicó el dragón al aparecer a su lado.

Dani comenzó a escribir: "Deseo tener siempre amigos con quienes jugar."

"¡Maravilloso deseo! Y recuerda, la creatividad es una herramienta poderosa. Puedes hacer creer a otros en tus sueños."

Dani sintió una chispa de felicidad. "Puedo hacer una fiesta para todos mis amigos!"

El dragón asintió después de observar el libro. "Estás aprendiendo que, aunque algunas cosas son más difíciles, siempre hay una manera de hacerlo a través de la imaginación y la amistad."

Dani regresó a su casa y comenzó a planear la fiesta. Usó su creatividad para hacer invitaciones, decoraciones de colores y juegos. A pesar de su discapacidad, invitó a todos y cuando llegó el día, el grupo estaba lleno de risas y alegría.

"¡Gracias por invitarme, Dani!" dijo uno de sus amigos.

"Eres increíble, siempre logras que todos se sientan bien!" añadió otra amiga.

Dani sonrió, sintiéndose más feliz que nunca. "¡Hicimos esto juntos!"

Y así, gracias a un dragón, Dani aprendió que no había límites cuando se trataba de soñar y crear. La verdadera magia estaba en su corazón y en sus valientes deseos. Y aunque no podía correr tan rápido como los demás, logró hacer que el mundo a su alrededor brillara.

Desde ese día, el Dragón de Deseos siempre volvería para recordar a Dani que, sin importar las diferencias, todos tenemos algo especial que aportar al mundo.

Fin.

FIN.

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