Dani y las Normas de la Selva
Érase una vez en un colorido valle lleno de árboles gigantes y ríos de agua cristalina, un dinosaurio llamado Dani. Dani era un gigante entre sus amigos: un Tiranosaurio Rex curioso y lleno de energía. Pero había algo que lo hacía diferente de los demás: ¡no respetaba las normas de convivencia!
Los dinosaurios de la selva habían establecido algunas reglas para vivir en paz. Por ejemplo, no se podía gritar cuando otros estaban durmiendo, no se debía jugar en el camino porque podía ser peligroso, y sobre todo, aprender a compartir los recursos. Sin embargo, Dani hacía caso omiso a todas ellas.
Un día soleado, Dani decidió organizar un gran torneo de carreras. "¡Voy a correr más rápido que todos!"- gritó emocionado, llevándose a sus amigos a la línea de partida. Sin embargo, cuando dieron la señal de inicio, Dani salió disparado, empujando a los demás y causando un gran desorden. "¡Cuidado, Dani!"- gritó Trini, la Triceratops.
A causa de la carrera descontrolada, varios dinosaurios terminaron enredados en las ramas, mientras que otros se dispersaron por el campo, asustados.
"¡Dani! Tenés que tener cuidado, no respetaste las normas. Esto no es justo"- le dijo Pato, el Pterodáctilo, que estaba volando alto observando el caos desde arriba. Dani sólo se rió y dijo "¡Son solo reglas aburridas!"-
Esa noche, mientras todos intentaban calmarse y volver a la normalidad, Dani se sintió un poco solo. Todos sus amigos estaban molestos con él. En lugar de unirse a ellos, decidieron hacer un círculo y hablar sobre lo que había ocurrido.
"Lo que pasa es que Dani no nos escucha"- dijo Trini, tambaleándose, ya que le había dolido caer en la carrera descontrolada. "Las normas están para ayudarnos a convivir, no para fastidiarnos"-
A la mañana siguiente, Dani se despertó con ganas de correr nuevamente, pero se sintió vacío. Sin sus amigos, el campo era mucho menos divertido. "No puedo seguir así", pensó. Decidió hablar con ellos.
Se acercó y propuso: "¿Qué tal si organizamos una nueva carrera, pero esta vez, ¡voy a seguir las reglas?"-
Los demás se miraron entre sí, sorprendidos. Pato le dijo "Está bien, pero sólo si prometés ser responsable"-
Dani asintió con la cabeza, decidido a aprender. Juntos, se sentaron y revisaron las normas de convivencia que habían olvidado. Dani propuso un plan donde todos tendrían un turno para correr y nadie se lastimaría.
Finalmente, llegó el día de la carrera. Todos estaban emocionados. Dani tomó la delantera, pero esta vez, en lugar de ir a toda velocidad y empujar, esperó su turno. Cuando le llegó el momento, corrió con fuerza pero respetando a sus amigos.
"¡Bien hecho, Dani!"- gritaron todos, animándolo.
Después de una ronda, todos decidieron unir fuerzas para correr en una carrera de relevos. Así, Dani comprendió que correr solo no era tan divertido como hacerlo junto a sus amigos.
Al final del día, Dani les dijo: "Gracias por darme una segunda oportunidad. Ahora entiendo que las normas nos ayudan a disfrutar juntos. ¡No puedo esperar a la próxima carrera!"-
Desde ese día, Dani se volvió el defensor de las normas de convivencia en la selva. Cada vez que alguien olvidaba una regla, él les recordaba amablemente. Sus amigos estaban contentos de tener a Dani a su lado y todos aprendieron que respetar las normas no solo es importante, ¡sino que también es muchísima más diversión!
Y así, en aquel colorido valle, los dinosaurios vivieron en armonía gracias a Dani y su nuevo respeto por las normas de convivencia.
FIN.