Dante, el dragón acuático



Había una vez, en un lejano reino, un pequeño dragón llamado Dante. A diferencia de los demás dragones, Dante tenía un problema: no podía volar.

Todos los días veía a sus amigos surcar el cielo con gracia y libertad, mientras él se quedaba en tierra firme sintiéndose triste y limitado. Un día, decidido a encontrar una solución a su problema, Dante decidió visitar al sabio del bosque, una vieja tortuga llamada Donatello que siempre tenía respuestas para todo.

"Donatello, necesito tu ayuda", dijo Dante con voz temblorosa. La tortuga lo miró con ternura y le preguntó cuál era su problema. Dante le explicó que no podía volar como los demás dragones y que eso lo entristecía mucho.

"Querido Dante", comenzó Donatello con calma, "a veces las cosas no son como quisiéramos que fueran, pero eso no significa que estés destinado a ser infeliz. Hay otras maneras de alcanzar tus sueños".

Dante escuchaba atentamente las palabras del sabio y se preguntaba qué podría hacer para superar su limitación. Fue entonces cuando Donatello le sugirió algo inesperado: aprender a nadar en lugar de volar. "Nadar?", exclamó sorprendido Dante. "Sí", asintió la tortuga.

"En el lago cercano hay criaturas maravillosas que disfrutan del agua tanto como tus amigos disfrutan del cielo. Tal vez allí encuentres tu verdadera pasión".

Animado por las palabras de Donatello, Dante se dirigió al lago y comenzó a practicar la natación con esfuerzo y dedicación. Al principio le costaba adaptarse al agua, pero poco a poco fue ganando confianza en sí mismo y descubriendo un nuevo mundo bajo la superficie cristalina.

Con el tiempo, Dante se convirtió en el mejor nadador del reino de los dragones. Su agilidad y destreza acuática eran admiradas por todos e incluso sus amigos alados quedaban impresionados por sus habilidades en el agua.

Un día, durante una competencia de natación, un terrible incendio azotó el bosque cercano poniendo en peligro a todos los habitantes del reino. Los dragones voladores intentaron apagar las llamas desde el aire sin éxito, ya que el viento avivaba cada vez más el fuego.

Entonces fue cuando Dante recordó las palabras de Donatello: "Hay otras maneras de alcanzar tus sueños".

Sin dudarlo ni un segundo, se sumergió en el lago y comenzó a reagarrar grandes cantidades de agua con su cuerpo escamoso para luego lanzarla sobre las llamas con fuerza y precisión. Gracias a la valentía y habilidad de Dante, lograron extinguir el incendio salvando así al reino entero.

Desde ese día, todos aprendieron a valorar las diferentes habilidades de cada uno sin juzgar por lo que faltaba sino celebrando lo único que cada ser podía ofrecer al mundo. Y así fue como el pequeño dragón que no podía volar encontró su propósito en la vida siendo reconocido como un héroe acuático para siempre jamás.

FIN.

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