Dany, el patito aventurero
Había una vez en una granja, un cerdito llamado Pancho, un conejo llamado Ramiro y una vaca llamada Carmela. Vivían felices jugando y corriendo por el campo. Un día, llegó a la granja Dany, un patito muy especial.
Dany era diferente a los demás patitos de la granja. No podía caminar como ellos ni nadar como su mamá pata. Además, no tenía alas para volar como los pájaros del cielo.
Por eso, mama pata lo protegía mucho y siempre estaba pendiente de él. Un día soleado mientras los animales disfrutaban del aire fresco, Dany se acercó a sus amigos con tristeza en sus ojos. "¿Qué te pasa Dany?"- preguntó Pancho preocupado.
"Quiero ir a la escuela y hacer nuevos amigos"- respondió Dany con voz bajita. "Pero Dany, tú no puedes caminar ni nadar ni volar como nosotros"- dijo Ramiro confundido. Dany sintió su corazón apretarse pero no se dio por vencido.
Decidió hablar con mama pata sobre su deseo de ir a la escuela. Mama pata comprendió lo importante que era para Dany tener nuevas experiencias y conocer más amigos. Aunque le daba miedo dejarlo solo fuera de la granja.
Después de pensarlo mucho, mama pata tuvo una idea maravillosa: construirle a Dany unas rueditas en lugar de patas para que pudiera moverse por sí mismo.
Con mucha ilusión y esfuerzo, todos los animales trabajaron juntos para crear las rueditas especiales para Dany. Cuando estuvieron listas, mama pata las colocó cuidadosamente en su cuerpecito. Dany estaba emocionado y feliz con sus nuevas rueditas. Ahora podía moverse sin problemas por la granja.
Con mucho entusiasmo, se dirigió a la escuela para hacer nuevos amigos. Al llegar a la escuela, Dany se encontró con otros patitos que lo miraron sorprendidos por sus rueditas. Pero en lugar de burlarse, se acercaron curiosos y comenzaron a hablar con él.
Dany les contó sobre su vida en la granja y cómo había aprendido a superar sus dificultades gracias al apoyo de sus amigos. Los demás patitos quedaron admirados por su valentía y determinación.
A medida que pasaban los días, Dany se hizo muy popular en la escuela. Todos querían ser sus amigos porque era amable, divertido y siempre tenía una sonrisa en el rostro.
Dany demostró que no importaba cuánto pudieras caminar o volar, lo más importante era tener un corazón lleno de amor y amistad. Desde aquel día, Dany fue un ejemplo para todos los animales de la granja. Aprendieron que cada uno tenía habilidades especiales y únicas que los hacían importantes e indispensables.
Y así, todos vivieron felices en la granja sabiendo que juntos podían superar cualquier obstáculo ¡y disfrutar de grandes aventuras!
FIN.