Dany y el Jardín de la Alegría
En una pequeña aldea rodeada de montañas y ríos cristalinos, vivía Dany, un hombre de gran fuerza pero con un corazón lleno de enojo. Dany se enojaba con facilidad, y eso lo había convertido en alguien solitario. Sin embargo, había un rayo de luz en su vida: su esposa, Jackie, una dulce Ada que iluminaba sus días con su risa y su magia.
Un día, mientras Dany tava enojado porque su vecino había cortado un árbol en su propiedad, Jackie se acercó con una sonrisa.
"Dany, ¿por qué no transformamos ese enojo en algo bonito? ¿Qué tal si plantamos un jardín juntos?" - sugirió Jackie, moviendo sus alas brillantes.
"¡No tengo tiempo para jardines, Jackie! Tengo que enfrentar a ese vecino!" - gruñó Dany, cruzando los brazos con mal humor.
Sin embargo, la insistente alegría de Jackie lo convenció. Al día siguiente, comenzaron a trabajar en el jardín. Con cada planta que sembraban, Jackie usaba su magia para hacerlas crecer rápido y fuertes. Pronto, el jardín se llenó de flores de colores, mariposas y risas.
Mientras el jardín florecía, Dany empezó a notar cómo la belleza lo rodeaba y, poco a poco, el enojo que había sido su compañero durante tanto tiempo comenzó a desvanecerse.
Un día, mientras estaban regando las plantas, Dany tuvo una idea.
"Jackie, ¿y si hacemos que este jardín sea un lugar para que todos vengan a disfrutar?" - propuso emocionado.
"¡Esa es una idea maravillosa, Dany! Podemos invitar a todos los vecinos a compartir con nosotros. Un lugar de alegría sin enojo..." - respondió Jackie mientras sus ojos brillaban.
Dany se puso a trabajar. Hizo carteles coloridos e invitó a todos a la inauguración del "Jardín de la Alegría". Cuando llegó el día, los vecinos se acercaron con sonrisas. Dany, aunque un poco nervioso, se dio cuenta de lo feliz que estaba al ver a todos disfrutar de su jardín.
Sin embargo, entre la multitud, estaba su vecino, quien había cortado el árbol. Dany sintió que su corazón se aceleraba. Temía que el enojo regresara, así que respiró hondo y se acercó a él.
"Hola, nunca te invité a mi jardín. Pero espero que se sientas bienvenido. Todos merecen ser parte de algo alegre" - dijo Dany, sonriendo sinceramente.
El vecino, sorprendido por la amabilidad de Dany, le respondió:
"Gracias, Dany. Me arrepiento de lo que hice. No sabía que te molestaría tanto. Me gustaría ayudarte a cuidar el jardín." - y ambos estrecharon manos, dejando atrás los resentimientos.
A medida que pasaban los días, el Jardín de la Alegría se convirtió en un lugar donde todos en la aldea podían reunirse, jugar y compartir historias. Dany aprendió que el enojo no resolvía nada, pero la bondad y la alegría sí que podían unir a las personas.
Así, gracias a la magia del amor y la amistad de Jackie, Dany descubrió que detrás de cada enojo hay una oportunidad para transformar la vida y llenar el mundo de colores. Y, desde aquel día, la aldea nunca volvió a ser la misma.
Y así, en su jardín lleno de risas y flores, Dany y Jackie vivieron felices, enseñando a todos que la verdadera fuerza está en el amor y en dejar ir el enojo.
FIN.